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Otro peruano que cuenta

Joaquín Galdós rezumó torería Foto Verónica Covisa

Plaza de toros de Almodóvar del Campo. Primer festejo de feria. Un cuarto de entrada.

Se lidiaron dos novillos de Couto de Fornilhos para rejones, falto de raza y acometividad el primero, y más manejable el cuarto. Y cuatro toros de Galache para lidia a pie, de presentación irregular, y de juego noble y con calidad pero justos de fuerza y casta.

El rejoneador Roberto Armendáriz: ovación con saludos en ambos.
Juan Bautista: oreja y oreja tras aviso.
Joaquín Galdós: ovación con saludos tras aviso y dos orejas.

Es realmente bueno que el toreo cuente en la actualidad con toreros de varias nacionalidades que susciten interés. El peruano Roca Rey está, destacado, en lo más alto del podio; pero no es el único. Hay otro torero andino, que responde al nombre de Joaquín Galdós quien, de vez en cuando, reclama líneas de atención por sus triunfos en los ruedos. Es lo que ocurrió en Almodóvar del Campo, coso en el que Galdós dejó su impronta de torero que sabe torear. Al sexto, bajo la lluvia, le pegó naturales a cámara lenta, con garbo y mucha torería. Y de la misma guisa fueron los lances de recibo a la verónica a este mismo berrendo de Galache que tuvo clase pero le faltó continuidad en la calidad de sus acometidas. Los dos pañuelos salieron del palco al unísono.
No se aburrió con su noble, soso y terciado primero, instrumentando un trasteo largo (le llegó a sonar un aviso sin haber ido a por el estoque de acero) en el que hubo armonía aunque no brillantez deslumbrante, fallando a la hora de matar.
Juan Bautista cortó la oreja de su primero merced al buen sabor de boca que dejó la magnífica estocada con que rubricó una faena pulcra a un toro noble y soso. En el mismo tono de corrección navegó su trasteo al quinto, ya con la lluvia echando al escaso público que ocupaba los tendidos, lo que no impidió que se le concediera una oreja.
Prologó el festejo el rejoneador Roberto Armendáriz, quien tuvo una actuación más que digna, destacando su toreo de costado al cuarto montando a Cristal, si bien remató feamente sus dos faenas con el rejón de muerte.

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