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Ángel Pintado y su obra en el museo “Infanta Elena” de Tomelloso

Ángel Pintado y Rafael Torres

Cuela la luz el aire de Tomelloso en una tarde con brillo de romería. El cielo se encapota avisando lluvia en el azul acorde de los vientos. También nos dice que, a dos pasos, en el Museo Infanta Elena, espacio creado con mucho acierto por la Bodega Almazara Virgen de las Viñas, acontece un acontecimiento; porque Ángel Pintado ha expuesto una antología de su obra (1978-2018), para que pueda ser admirada en la ciudad que lo vio nacer y hacerse pintor; también por los numerosos visitantes de tan importante como innovador Museo.

Sonriente y libre Ángel nos acoge y, seguido, amistosamente nos dice recorramos la exposición, porque tiene que atender a unos amigos llegados desde Barcelona.

En nuestro recorrido nos encontramos con Blas Camacho y su esposa Maricruz, que han llegado a Tomelloso para la romería; también Pilar Otero es visitadora del Museo. Nos sonreímos, saludamos y respiramos los cuadros de Ángel como el que libera la memoria. Luego nos adentramos en la entraña de su espejo, y, a golpe de pincel, vemos como el pintor ha reescrito lo que somos. El tiempo con la magia de su pintura suena a música que eterniza la emoción. Lo liviano se hace certero en la fragilidad de los sentimientos. Estamos ante un pintor que clarifica la luz para donarla amorosamente. Quizá por ello nos sentimos partícipes de su obra cuando recorremos la sala donde se exponen su antología creacional.

Caprichosamente situados los cuadros se multiplican en lo que quiere Ángel que veamos. Toda la sutileza de la tierra se magnifica para ver la creación de sus recreaciones. El color, con movimiento, cierne la luz para que lo apresado en el lienzo permanezca como fue en el cristal de la memoria.

Alabamos este recorrido de Ángel. El esfuerzo, la creatividad, el positivismo, lo etéreo, la liviandad…, en un orden sin orden. También está reflejado lo contundente desmoronado; igual que la vida la amalgama del tiempo contenido y vertido con acierto.

Adivinamos, en nuestro recorrido, la semilla azul de lo que donaron: colores, palabras, paisajes, naturaleza quieta, y sentimientos; todo en amalgama de lo holístico,  lo fueron haciendo pintor más allá de sí mismo. La obra expuesta es casi toda, salvo algunos cuadros reservados para la pinacoteca del pintor, obra privada.

 

Creador de sueño e ideales

El mar, el horizonte, la ciudad, lo que se muere y llega a sentirse, va avisándonos que estamos ante un creador de sueños e ideales. Importante nos parece el homenaje que tan señero espacio ha realizado a Ángel Pintado. Cuarenta y cuatro años de la vida del artista se plasmas en un recorrido lleno de contrastes, que nos acercan a un hombre que practica el arte con el mismo arte, entronizando variedades pictóricas.

Muy claramente se ve la evolución y trayectoria del que se hace fuerte en su fragilidad. Exposición abierta y desnuda en el quieto secreto de la creación; interesante porque plasma y perfila, acertadamente: bodegones, paisajes y figuras humanas. En los tres temas Ángel sabe imprimirles el sello de su emoción.

Nuestra enhorabuena más sincera para Ángel Pintado; y para todos los que han hecho posible la visualización de su trayectoria: Rafael Torres, Presidente de la Cooperativa y toda su Junta Rectora; también a la Comisaria de la Exposición y Directora del Museo, Macarena Torres. El ala traslúcida de la pintura se ha mostrado. Loemos la magia y el milagro.

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