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El paisaje como valor colectivo

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El paisaje es una realidad integrada por elementos diversos: la geología, los elementos geográficos, las plantaciones, los cultivos, las construcciones, estructuras de comunicaciones, redes que recorren el territorio… Todos estos elementos se superponen, se integran, se relacionan entre sí y acaban configurando el paisaje. Las diferentes relaciones entre estos elementos configuran eso que llamamos paisaje. No sólo son paisajes los espacios de la naturaleza que tradicionalmente hemos llamado así. También son paisajes los espacios de las ciudades que se relacionan con el medio natural próximo y se hacen visibles desde el entorno, los paisajes industriales, paisajes agrícolas como los definidos por nuestros viñedos y olivares o paisajes culturales en los que se suman la realidad de la cultura, de la historia y la vida del hombre a esa realidad compleja. Porque todo paisaje es necesariamente cultural.

En la celebración del Día Mundial del Medioambiente es bueno reivindicar el Paisaje como valor colectivo. En nuestro país tenemos espacios singulares como los parques naturales en los que la naturaleza tiene valores que hemos decidido, colectivamente, conservar y mantener. Tenemos territorios en los que es bueno que la naturaleza mantenga su presencia sin que las actuaciones de construcciones o infraestructuras los alteren. Y para ello las decisiones las debe adoptar la comunidad que decide cuales son los espacios a proteger y conservar. No vale aquello que en otros momentos se propició de “Toda España es un solar”. Es la comunidad, el gobierno el que debe establecer los criterios generales y definir los lugares donde se pueden realizar determinadas actuaciones.

La costa española, con espacios de belleza excepcional, ha sido objeto de agresiones que han deteriorado gravemente su realidad. Las edificaciones en zonas de borde, las ocupaciones de zonas públicas para usos privados han deteriorado un bien colectivo. El argumento del desarrollo económico es falso en este caso. El valor de estos espacios, la afluencia del turismo intensivo, que se produce en muchos de ellos, puede y debe venir acompañado de una preservación de sus valores. La actual Ley de Costas ha tratado de forma sencilla de preservarlos y protegerlos.

Ahora, con el pretexto de fomentar el desarrollo económico se habla de modificarla y volver a antiguas situaciones que tuvieron consecuencias nefastas en muchos lugares de nuestro país. No es posible legalizar actuaciones que eran ilegales en el momento de su realización, de lo contrario favoreceremos esa actitud de algunos especuladores de nuestro país que creen que todo es posible y que la ley sólo está para que la cumplan unos pocos. Pero sobre todo estaremos volviendo a la destrucción de uno de los valores esenciales de nuestro medioambiente que es nuestro paisaje y especialmente el de nuestras costas.

Hoy es un buen día para reivindicar nuestros paisajes como valores colectivos, como elementos a conservar y mantener y por ello a proteger desde nuestro ordenamiento legal y de la exigencia de las autoridades para que la ley se cumpla en defensa de los valores comunes.

DIEGO PERIS SÁNCHEZ.

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