El historiador del Arte, Vicente Mora, impartió este jueves en el antiguo Convento de la Merced una didáctica conferencia sobre los jardines manieristas en los que la relación natural “entre jardín y paisaje como contemplación pasa a ser una relación introspectiva en la que prácticamente el jardín se autoabastece de sí mismo y a veces recrea el propio paisaje”.
En una época de convulsos acontecimientos, los dueños y patrocinadores de estos paisajes buscan “autoprotegerse de situaciones externas y crear mundos de fantasía”, como una respuesta “un poco escapista para momentos de crisis”, comentó Mora, que indicó que en muchas ocasiones estos “paraísos simbólicos” cuentan con muchas referencias del propio impulsor del jardín como a la genealogía de su familia o situación de poder al formar parte de una aristocracia eclesiástica o nobiliaria como forma de expresar su prestigio.
La crisis espiritual con la separación del luteranismo, la revolución de los precios y el Saco de Roma son algunos de los trances de una época en la que el humanismo “entra en crisis” y estos jardines hacen las veces de una especie de salvaguarda como paraísos desconectados de la realidad que se vive.
En su intervención, enmarcada en el ciclo de conferencias sobre el paisaje organizado por los Amigos del Museo de Ciudad Real, Mora realizó un amplio recorrido por jardines italianos y disertó cómo el huerto o espacio natural cerrado se abrió al jardín renacentista con el paisaje como contemplación y en conexión con bosques y ríos. No obstante, el jardín volvió a encerrarse en sí mismo con el manierismo, período en el que las distintas artes y avances tecnológicos que confluyen en la jardinería logran su “plena expresión”, con varias décadas de retraso respecto a los demás géneros artísticos, expuso Mora, que aludió a aspectos como la tecnología hidráulica, la escultura, la arquitectura y la botánica con la llegada de múltiples especies procedentes de muy diversos lugares, así como a la utilización de terrazas con parterres, grutas, cascadas, balaustradas, automatismos y jardines secretos, así como la recreación de laberintos.