No le queda otra a la U.D. Socuéllamos que reponerse rápido del varapalo sufrido ayer mismo en Mérida, donde solo los lanzamientos de penalti le privaron del ascenso a Segunda B, pero su condición de campeón le permite una segunda oportunidad, accediendo a semifinales, donde la suerte le ha cruzado con el C.D. Móstoles, cuarto clasificado del grupo madrileño.
De este modo, se deben volver a poner el mono de trabajo para eliminar a su nuevo rival de esta fase de ascenso, que parece caer con mejor cara, ya no por el potencial del conjunto que dirige un ilustre como Salva Ballesta, ex internacional y pichichi de la Liga española, pues se le guarda el máximo respeto después de que haya eliminado a un segundo clasificado como el Peña Sport, sino porque después del viaje a Mérida, este fin de semana le tocaba de nuevo desplazamiento al equipo y se temía este aspecto, pero le ha tocado en suerte el más cercano posible con apenas 150 kilómetros de distancia, un viaje de lo más cómodo tanto para el equipo como para la afición, que no tendrá que darse una nueva paliza y podrá ir en masa al partido de ida.
Además, en Madrid hay una buena colonia de socuellaminos que siempre apoya al equipo.
Otra curiosidad que encierra este cruce es que el presidente del Móstoles, Alfredo José González, fue jugador azulón a principio de los años 90, al igual que en otro de la provincia como el Manchego.
El Móstoles es un equipo duro de batir, que encaja poco y administra bien sus tantos, 41 en liga regular. Ha perdido nueve partidos en la temporada y su máximo goleador es el delantero chipriota Theodoros Iosifidos con 11 tantos.
La ida se disputará este fin de semana en el Estadio Municipal de El Soto, de hierba natural y con aforo para 14.000 espectadores. La anterior eliminatoria en casa la disputaron el domingo en la matinal, a las 11:30 horas, por lo que sería el horario más probable para este primer asalto por un puesto en la final.