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Actitud de figuras

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Plaza de toros de Tomelloso. Casi lleno.

Se lidió un toro de Carmen Lorenzo para rejones, manejable, y siete de Montalvo para lidia a pie, de aceptable presencia. Nobles y con calidad, aunque no sobrados de fuerza. Al quinto se le concedió la vuelta al ruedo.

Sergio Galán: Ovación con saludos.

El Juli: Oreja y dos orejas y rabo.

Miguel Ángel Perera: Oreja y dos orejas.

Alejandro Talavante: Oreja, ovación y dos orejas.

Los tres toreros de a pie y el mayoral salieron a hombros.

 

 

Lo de la impuntualidad a la hora de dar comienzo los festejos taurinos en Tomelloso es algo ya consustancial la plaza. Lamentablemente es así. Ayer el paseíllo se inició con doce minutos de retraso. Suma y sigue.

En lo estrictamente taurino, la noble corrida de Montalvo propició que viéramos toreo del pausado y lento, aunque a veces falto de emoción.

Sergio Galán pinchó una faena que fue de menos a más como prólogo de la lidia a pie.

El Juli estuvo firme y seguro por los dos pitones frente a su encastado primero, aunque donde demostró su sapiencia taurina fue en su segundo, un ejemplar con clase que fue de menos a más merced al buen trato que le dispensó el madrileño. Como el toro salmantino no andaba sobrado de fuelle, citó con la mano baja pero aliviaba la embestida gradualmente hasta terminar vaciándola a media altura. Y todo ello con mando, ajuste y gran conexión con los tendidos. Tanta que se llegó a pedir el indulto para el de Montalvo, no concedido finalmente. El madrileño terminó faena toreando en redondo -y muy bien- de rodillas. Además Julián lo mató de entera arriba, por lo que el triunfo, aún sin indulto, fue sobresaliente, con vuelta para el toro incluida.

Y ¿qué hizo Perera? Pues en lugar de arrugarse después del taco liado por El Juli, recibió a su segundo de rodillas en el tercio con dos largas cambiadas, lanceó con entrega, recibió de rodillas en los medios a su oponente, y lo condujo con rotundidad largo y por abajo hasta que el toro aguantó, que fue bastante, si bien la faena se vino algo a menos en el tramo final por venirse el toro definitivamente abajo. Actitud de figura. Como la de su compañero. Aunque fuera en una plaza de tercera.

Antes, en el tercero de la tarde, el extremeño logró lo más redondo por el pitón derecho en un trasteo más que digno.

Alejandro Talavante evidenció ganas en forma de magníficas medias verónicas con el capote y quietud y verticalidad con la muleta hasta que el toro perdiera fondo. Su segundo se descoordinó tras clavar los pitones en la arena en los comienzos del último tercio. 

Y como Talavante no se quería ir con el amargo sabor de boca de salir a pie viendo a sus compañeros a hombros, pidió el sobrero. En él, el extremeño domeñó la codiciosa y encastada embestida con mano baja y trazo largo, evitando el tornillazo con que a veces aliñó el de Montalvo sus acometidas. Inspirado y comprometido Talavante, que mató con efectividad.

 

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