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El reto social del nuevo gobierno andaluz

Pero desde su envalentonada reacción tras su inesperado éxito y radicalizada postura, han intentado sabiendo que era un imposible cual es que PP y Ciudadanos se doblegaran a unos postulados constitucionalmente inasumibles. Porque no nos engañemos, VOX no es solo el Partido Popular cabreado, sino un crisol de votantes desencantados con determinadas situaciones creadas. VOX ha estirado la cuerda casi todo lo que ha podido para así justificarse, pero el final no podía ser otro que su apoyo a un gobierno de derechas.

Sin embargo no auguro larga vida a este gobierno con apoyo tripartito por varios motivos. El primero radica en la necesidad del apoyo de un partido extremista que cuestiona la Constitución, el segundo la incómoda y antipopular tarea de desmontar un entramado político del que se han estado beneficiando muchísimas familias andaluzas sustituyéndolo por otro más efectivo, todo eso en cuatro años y el tercer motivo porque a la derecha se la cuestiona mucho más como opción demócrata y sus alianzas que a la izquierda para quienes en base al error de paralaje político, todo el monte es orégano democrático.

Porque el difícil reto del nuevo gobierno está en demostrar que en Andalucía, aparte de un cambio político que puede considerarse beneficioso para la vida democrática y que supondrá rectificar los inevitables excesos y desviaciones que tantos años en el poder sin duda han provocado, es posible otra manera de gobernar que genere progreso económico y cultural, en definitiva una cambio social cualitativo donde el esfuerzo y las posibilidades sean aceptadas por una ciudadanía, en gran parte subsidiada.

El nuevo gobierno tendrá que hacer creíble para el pueblo andaluz que está de su parte, cosa que la extrema izquierda se está encargando ya de negar con métodos del mal perdedor y que hoy la derecha que ellos representan también tiene mucho que decir en la trasformación social. Ahí está la clave, la difícil clave.

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