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Venganza por encargo y ¡ah, jueces!

Cristina Cifuentes

No tengo ningún motivo político, ni razones de amistad con Cristina Cifuentes ni con nadie común. Ni siquiera vivo en Madrid, a pesar de ser madrileña y de haber ejercido  la mayor parte de mi vida profesional allí, pero no puedo evitar la nausea que me producen los comentarios a los últimos días políticos de la expresidenta Cifuentes.  Nausea que no se distinguir si es la de la gente de bien, o solamente la náusea de algunas mujeres de bien.

Se ha dicho muchas veces lo eficaz que resulta repetir incesantemente una mentira porque cuando llega a sonsonete se convierte en verdad. Y por eso pretendo que las fechorías de Cristina Cifuentes, contadas como se están contando aunque sean verdad, no alcancen la categoría de sonsonete.

Lo peor que puede cometer un político es transformar los bienes públicos en intereses privados. Y es la justicia la que entiende de estos asuntos, pero hay otra vara de medir a cargo de la sociedad que no tiene trampa ni cartón ¿de qué cantidad se trata? ¿qué se podía haber hecho con esos bienes y no se podrá hacer?  Conservar el vídeo de una empresa privada, muchísimo más allá del periodo acostumbrado para difundir una mala acción que asciende a 40 €  que son abonados antes de 24 horas y divulgarlo a los 7 años,  raya en venganza por encargo. En cambio, qué suerte la de los infinitos políticos con delitos económicos que dan asco, que ningún tertuliano haya intentado vengarse de ellos.

Está mal exhibir un mérito académico fantaseado, está bien demostrarlo y difundirlo objetivamente e informar a la opinión pública. Ahora bien ¿por qué se llama en castellano secretaria/secretario a los que lo son? Porque son los encargados de guardar los secretos de su ámbito. ¿No tiene importancia, que a los secretarios se les filtre papel timbrado de la URJC y se caligrafíen en él firmas fraudulentas, o que personal ajeno acceda a los programas informáticos protegidos con claves de usuario y contraseña? A lo mejor el nombre de Cristina Cifuentes estampado en ese papel doloso también esta trucado.

 

Los 40 euros de Cifuentes

Es una buena costumbre discernir los asuntos, comparándolos entre sí en varias columnas. Por eso aconsejo al lector/a que ponga en una columna los 40,00 € de Cristina Cifuentes, en otra las cantidades blanqueadas, malversadas, o usurpadas por otros políticos de su generación y en una tercera columna el dictamen grafológico del Certificado del Master de Cristina, a ver qué deducen.

Al llegar a este punto del texto conozco la sentencia del Tribunal de Justicia de Navarra sobre “la manada”. Serán los expertos, mejor expertas, los que juzguen a los juzgadores pero me permito preguntar a los jueces navarros ¿Creen Vds. que los de “la manada” van a acercarse a la víctima cuando salgan de la cárcel teniendo tantas víctimas a estrenar por la fuerza? Sería más útil que prohíban a todas las jóvenes aproximarse a estas bestias incalificables a más de 500 metros.

 

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