Aprendiendo a hacer un pan nuestro de cada día saludable y artesano

Huyen de los estabilizantes, conservantes y colorantes, de lo “no natural”, y acuden los jueves por la tarde a la Casa de la Ciudad a aprender con Nuria García Navas a elaborar pan de manera artesanal.

García Navas hace “unos panes artesanos buenísimos” y, tras cerrar la panadería artesana que tenía en la calle de La Mata, surgió el proyecto de crear la Asociación ‘Sabor A Pan’ con el propósito de difundir la cultura panadera, el valor del pan artesano y sus beneficios en Ciudad Real.

Es más saludable y digestivo, la corteza es más crujiente y, al no ser tan acelerados los procesos de elaboración, tiene más aroma, textura y sabor, además de, como pasaba con los panes que se hacían antiguamente, dura más, comenta García Navas, que resalta que el interés por estos talleres reside en que son “una forma de relajarse, estar con personas que comparten tus mismas inquietudes y gustos y aprender una cosa nueva como elaborar panes caseros que puedes trasladar a tu vida diaria”, de manera que el pan que acompañe a un buen plato esté también “muy bueno”.

 

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Los panes artesanos destacan por su sabor y textura / Elena Rosa

Esta iniciativa formativa comenzó con talleres de elaboración de una coca dulce y un pan de alga espirulina, para continuar con un pan de pasas y nueces, mientras que en el próximo harán un pan de pueblo, indica García Navas, quien difunde en estas clases un conocimiento que se va perdiendo porque quedan pocas panaderías que elaboren al cien por cien el pan de manera artesanal.

Con una quincena de socios cuenta actualmente la Asociación que tiene entre sus objetivos disponer de un obrador propio en el que impartir estos talleres, donde los socios acudirían a amasar y hornear su pan y donde se elaboraría pan artesano para el resto de socios que lo recogerían en puntos próximos a sus domicilios. Un mínimo de setenta socios estiman que necesitan para emprender el proyecto del obrador, donde se elaborarían, todos con masa madre de cultivo natural, panes blancos, integrales y de centeno, así como con ingredientes ecológicos.

 

Elaboraron el pasado jueves un pan de pasas y nueces / Elena Rosa

Es una “satisfacción” poder hacer tu propio pan artesano y casero, saber que lo que comes no lleva conservantes, azúcar ni aditivos, comenta Mar, una de las alumnas del taller, mientras que su compañera Ana asegura preferir “comer menos cantidad de pan pero que sea saludable”, aunque también subraya que el artesano es un pan “contundente”, no una barra con “mucho aire elaborada con harinas que fermentan muy rápido”.

“Turismo de pan”

Para Carlos Recio, socio de ‘Sabor a Pan’, se trata de una buena idea la de crear un obrador ya que es “una forma de asegurarte que tienes un pan de calidad, participas en lo que se hace e incluso puedes ir allí como voluntario”. Recio, que empezó a “hacer pan en casa para comer pan en condiciones” y alejarse del elaborado de forma industrial, se sumó a esta asociación porque “siempre aprendes de los demás” en la elaboración de un producto que, a su juicio, es el “más difícil de la cocina” porque sólo con levadura, agua y harina hay una variabilidad “gigantesca” de resultados posibles. “Dependiendo de las condiciones del clima, el tipo de amasado, la fermentación, los tiempos y las harinas” todo varía “enormemente”.

 

Practican en los talleres cómo hacer en el hogar panes caseros / Elena Rosa

“Cada uno tiene sus técnicas y aprendes del vecino; es muy importante compartir porque cada uno tiene su forma de trabajar y lo que a mí me sale de una manera a ti haciéndolo con los mismos ingredientes te sale de otra”, asegura. Hay panes como el de Cruz, de corteza dura y que aguanta más, que hay que amasarlo mucho porque tiene muy poca agua y mucha harina, frente a otros como el gallego con una proporción de agua mayor, expone Recio, quien cuando viaja, ya sea por la provincia o el resto del país, hace “turismo de pan”, visitando los pueblos donde hay panaderías tradicionales como ocurre en localidades como Corral de Calatrava, Tomelloso, Torre de Juan Abad, Torrenueva o Navalpino.

En la elaboración el pasado jueves 13 del pan de pasas y nueces, los asistentes al taller mezclaron y amasaron harinas fuerte, de trigo y de centeno, leche, sal y agua, para después introducir la masa madre y una vez obtenida una masa con una textura homogénea añadir poco a poco aceite y, finalmente, las pasas y las nueces picadas. Con una temperatura de entre 22 y 24 grados, dejaron fermentar 45 minutos la masa, a la que después realizaron cuatro pliegues para que fermentara otros 45 minutos. Tras esta hora y media, se hizo otro pliegue y se dejó otros quince minutos de fermentación, se precalentó el horno, se dio forma a la masa con cuatro pliegues, se boleó para darle la forma de un pan y se introdujo en el horno.

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