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Hoy es Jueves Santo

Hermandad de los Estudiantes Santa Cena y María Santísima del Dulce Nombre Foto Elena Rosa03 1

Conmemoramos la institución de la Eucaristía, como regalo del Amor de Dios en la Última Cena. Es también durante la celebración de la Misa en Coena Domini, -que supone el máximo esplendor del Jueves Santo-, cuando se instituye el Sacerdocio. “Haced esto en memoria mía”, dice Jesús, refiriéndose al hecho de recibir su Cuerpo y su Sangre, -la Eucaristía-, mediante la consagración, la transustanciación del pan y el vino. Y sólo pueden consagrar quienes han recibido el Sacramento del Orden Sacerdotal.

¿Por qué se lavan los pies? Jesús lava los pies a los discípulos porque es el servidor, el humilde. “Amaos cómo yo os he amado”, dice Él. Sin duda es el lavatorio una forma, también, de homenajear a quienes desde la humildad sirven al prójimo, a sus próximos, cumpliendo el mandamiento que nos debe identificar cómo cristianos. Lo dice el canto litúrgico: “La señal de los cristianos es amarse como hermanos”.

Aunque en muchos lugares se celebra el Miércoles Santo, ayer, es éste el día de la Misa Crismal, en la que se consagra el Santo Crisma, -de ahí el nombre-, bendiciéndose igualmente todos los demás óleos sacramentales. En dicha Eucaristía, también, el presbiterio de cada diócesis renueva las promesas que hicieron en el momento de su ordenación sacerdotal. Hoy, también se marca el inicio del Triduo Pascual, que concluirá con la Vigilia de Resurrección.

Pues eso, aunque sin celebraciones litúrgicas multitudinarias, sin túnicas en las calles de nuestros pueblos o ciudades, sin “pasos”, sin flores, sin cera, sin incienso ni música…, hoy es Jueves Santo. Y mañana será Viernes, Viernes Santo y, si Dios lo permite, que diría mi amiga Elvira, no faltará nuestro comentario.

La Última Cena de Jesús con sus discípulos; el lavatorio de los pies; la institución de la Eucaristía y el Sacerdocio; la oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní…, todo esto celebramos en cada Jueves Santo, y lo podremos hacer, también este año siguiendo los Santos Oficios, por radio o televisión, aunque sea “a puerta cerrada”.

Conmemoramos la institución de la Eucaristía, cómo regalo del Amor de Dios en la Última Cena. Es también durante la celebración de la Misa en Coena Domini, -que supone el máximo esplendor del Jueves Santo-, cuando se instituye el Sacerdocio. “Haced esto en memoria mía”, dice Jesús, refiriéndose al hecho de recibir su Cuerpo y su Sangre, -la Eucaristía-, mediante la consagración, la transustanciación del pan y el vino. Y sólo pueden consagrar quienes han recibido el Sacramento del Orden Sacerdotal.

¿Por qué se lavan los pies? Jesús lava los pies a los discípulos porque es el servidor, el humilde. “Amaos cómo yo os he amado”, dice Él. Sin duda es el lavatorio una forma, también, de homenajear a quienes desde la humildad sirven al prójimo, a sus próximos, cumpliendo el mandamiento que nos debe identificar cómo cristianos. Lo dice el canto litúrgico: “La señal de los cristianos es amarse cómo hermanos”.

Aunque en muchos lugares se celebra el Miércoles Santo, ayer, es éste el día de la Misa Crismal, en la que se consagra el Santo Crisma, -de ahí el nombre-, bendiciéndose igualmente todos los demás óleos sacramentales. En dicha Eucaristía, también, el presbiterio de cada diócesis renueva las promesas que hicieron en el momento de su ordenación sacerdotal. Hoy, también se marca el inicio del Triduo Pascual, que concluirá con la Vigilia de Resurrección.

Pues eso, aunque sin celebraciones litúrgicas multitudinarias, sin túnicas en las calles de nuestros pueblos o ciudades, sin “pasos”, sin flores, sin cera, sin incienso ni música…, hoy es Jueves Santo. Y mañana será Viernes, Viernes Santo y, si Dios lo permite, que diría mi amiga Elvira, no faltará nuestro comentario.

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