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Programas de aceleración: Hacia un nuevo modelo económico

La actual situación de crisis financiera a nivel mundial está fomentando la aparición de alternativas económicas que buscan renovar el orden económico actual basándose en nuevas formas de fomentar la aparición y el crecimiento de empresas. El sector tecnológico se perfila como clara bandera de una nueva era en la que la innovación es la clave para el desarrollo.

Dentro de esta tendencia, predomina un nuevo modelo de inversión en compañías de base tecnológica que está revolucionando las empresas de capital riesgo en Estados Unidos y Europa: se trata de los programas de aceleración semilla.

YCombinator es la precursora de esta tendencia. Nacida en 2005 a manos de Paul Graham, fue la primera iniciativa en probar un modelo que permitiese a los emprendedores desarrollar sus ideas de forma sostenible en base a dos pilares: el apoyo continuado de mentores de prestigio  y una inversión mínima por proyecto, a través de los cuales los participantes pudieran estructurar y ejecutar sus ideas, transformándolas así en iniciativas de alto potencial de éxito.

Los programas de aceleración son siempre de financiación privada, lo que les permite proveer a las startups de financiación y servicios a cambio de una pequeña porción de su capital social. Esto hace que sus intereses estén alineados con los de las iniciativas en las que éstos invierten, ya sea a través de inversiones financieras o como “sweat equity” (inversiones no financieras en concepto de asesoría continuada). Además, estos proyectos suelen estar ligados a universidades que les facilitan los servicios necesarios con enfoque en el sector tecnológico.

El principio básico que se inculca a los emprendedores en dichos programas es el de las “Lean Startups”. Este término fue acuñado por el Eric Ries (co-fundador de IMVU) para describir a iniciativas empresariales que en la práctica no requieren una inversión inicial cuantiosa, grandes presupuestos de desarrollo o un plan de negocio redactado para empezar a poner su producto delante del consumidor final por primera vez sino un ciclo de rápidas iteraciones con potenciales clientes y usuarios para descubrir su mercado, aprender de sus necesidades y desarrollar el producto y modelo de negocio más efectivo. Las iniciativas seleccionadas por estos programas de aceleración han de contar con las características idóneas para poder desarrollar e iterar rápidamente sobre su “PMV” o “producto mínimo viable” tantas veces como sea necesario hasta dar con un producto sólido y de éxito con un modelo de negocio testado en tan sólo unos meses.

En los últimos años han surgido nuevas iniciativas repartidas por EEUU y Europa, como por ejemplo  Techstars  en EEUU, Seedcamp y Startup Bootcamp en Europa u Okuri Ventures en el caso de España. Cada proyecto introduce ciertas variantes con respecto a su precursor, adaptando así el modelo de las aceleradoras al país en el que se encuentran en aspectos como la colaboración con plataformas externas, la provisión de herramientas para la formación, servicios e infraestructura, o la creación de eventos periódicos como punto de encuentro de inversores, mentores y emprendedores. Independientemente de las variaciones, el éxito que estas iniciativas están teniendo es innegable. El ejemplo más claro es el caso de Techstars, que ha alcanzado un ratio de éxito cercano al 70% y retornos superiores al 300% sobre el total de sus inversiones realizadas desde su lanzamiento en 2007.

El enorme atractivo de este modelo se ve reflejado en el índice de participación que está teniendo, hasta el punto en que algunos miembros de la vieja guardia de Silicon Valley como Ron Conway (uno de los business angels más importantes a nivel mundial, inversor en Google, Twitter o Facebook) o Sequoia Capital (el legendario fondo de inversión de Silicon Valley) ya han empezado a participar activamente en ellos.

Aunque el grado de viabilidad económica de este nuevo modelo es aún incierto debido a su breve recorrido, sí resulta ya patente la valiosa aportación con que contribuye al sector mediante el alineamiento de intereses de inversores y emprendedores, cubriendo unas necesidades no abastecidas hasta la fecha, y, en definitiva, favoreciendo tanto la innovación como la inversión en iniciativas emprendedoras.

En España, el desarrollo de este nuevo modelo es bastante reciente y poco conocido, pero la aparición de nuevas iniciativas, subvenciones a diversas redes de “business angels”, fondos de venture capital y fundaciones enfocadas a la innovación, están propiciando la creación de un nuevo ecosistema colaborativo de apoyo a los emprendedores españoles. Emprendedores preparados bajo la filosofía “lean startup” y con el ambicioso objetivo de aportar tanto los nuevos productos y servicios que diseñan, como el empleo y crecimiento asociados al desarrollo de una nueva actividad económica, todo ello con un nivel de inversión inicial acorde con el contexto macroeconómico actual.

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