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Emotivo concierto de la Orquesta Sotomayor en la despedida de Cantarero

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Después de pasar treinta y tres años agarrado a la batuta de la Orquesta de Pulso y Púa Sotomayor de Manzanares, Martín Cantarero Fernández-Pacheco dijo adiós el domingo a la dirección en un emotivo concierto de verano que estuvo marcado por el reconocimiento de sus músicos y de su público. Un “adiós” que el presidente de la Asociación Cultural ‘Sotomayor’, Balduino Jesús Rodríguez, deseó que sea un “hasta luego”.
Como fundador en 1982 y director durante estos 33 años, más de la mitad de su propia vida, Martín Cantarero fue el centro de la actuación durante todo el concierto. Quizá por ese largo tiempo al frente llega el momento de hacer un alto en el camino para reflexionar sobre el trabajo realizado, comentó el director antes de dirigir ‘La primavera’ de Vivaldi, la última obra del programa interpretado y sin duda una de las más difíciles que ha tenido que tocar esta orquesta por la carga emocional del momento.

Las lágrimas afloraron en músicos y público, que llenó el patio de columnas del Centro Cultural ‘Ciega de Manzanares’ en la calurosa mañana. Martín Cantarero recibió de sus compañeros una preciosa batuta de recuerdo que, emocionado, entregó a su esposa. Antes tuvo palabras de agradecimiento para los músicos -convertidos en amigos- y para sus familias, para las diferentes corporaciones municipales y concejales de Cultura, y para el público. Entre lágrimas de unos y otros, Cantarero saludó uno a uno a cada componente de “su” orquesta.

Los asistentes, entre quienes se encontraba el alcalde, Julián Nieva, tributaron un prolongado aplauso a un músico que deja un tremendo legado, como son la propia Orquesta Sotomayor y multitud de partituras adaptadas para pulso y púa. La entidad, en la que sigue teniendo la puerta abierta, según su presidente, Balduino Jesús Rodríguez, continuará adelante sin uno de sus grandes pilares; aunque con el deseo de que, transcurrido un tiempo de merecido descanso y meditación, vuelva.

En este último concierto, la orquesta volvió a demostrar por qué es una de las formaciones no profesionales de plectro más reputadas de España. Todos sus componentes, a pesar de que las lágrimas en los ojos fueran una dificultad añadida al difícil programa, dieron lo mejor de sí mismos con un repertorio que resume la impronta y la línea musical que Martín Cantarero ha dado a la entidad. Hasta en el último concierto incluyó varios estrenos de obras arregladas por él. Entre ellos estuvo ‘Preludio y fuga’, de Mandonico, obra con la que puntualmente comenzó tan especial cita musical.

Otro de los grandes momentos de la mañana fue durante la intervención de Martín Cantarero Velázquez, sobrino del director, como solista invitado de saxofón soprano. Aún sin superar el trance de la despedida del director, el concierto concluyó con ‘La primavera’ de Vivaldi, en cuyos tres movimientos (allegro, largo y allegro) participaron como solistas de bandurria dos generaciones de músicos. Los aplausos finales obligaron a la Orquesta Sotomayor a interpretar una obra más fuera de programa, la ‘Danza del Molinero’ de Manuel de Falla.

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