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La terna a hombros en Tomelloso

Le faltó empuje y entrega a la corrida de Virgen María lidiada en Tomelloso, un encierro cuya lidia estaba prevista para el pasado 29 de abril, pero que fue aplazada al ser suspendido el festejo debido a la lluvia.

Y todo ese ir y venir, embarcarse y desembarcarse, a buen seguro tuvo una influencia negativa en los ejemplares de Jean Marie Raymond. Aún así se pudieron ver algunos destellos, no resplandecientes, pero sí muestra de la Tauromaquia de cada torero.

Lo más lúcido salió de las telas de Daniel Luque, sobre todo con el capote, el cual manejó, como en él suele ser habitual, con gran soltura y gusto.

Sus dos faenas de muleta tuvieron el mismo patrón, basado en la limpieza en el trazo de los muletazos, ejecutados de uno en uno, y en la búsqueda temprana de cercanías. Le fueron concedidas las dos orejas de su primero a pesar de pincharlo. También marró en su segundo.

El Fandi no se dejó nada en la recámara. Le puso voluntad frente al reservón segundo, y en el cuarto llegó el arreón total, recibiendo tanto con capote como con muleta de rodillas a su oponente; clavó cuatro atléticos pares y el conjunto total se ganó el doble trofeo.  El Cid, por su parte, instrumentó un trasteo intermitente al noble primero, con fases en las que se mezcló rima mayor y menor.

En el cuarto su quehacer no pasó de laborioso y sin brillo debido al escaso empuje de su burel.

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