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Las cadenas de la Pasión

Procesión del Silencio Silencio 14 014

A las tres en punto,  como siempre con gran puntualidad, ha salido la Procesión del Silencio. Lo ha hecho desde la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora con menos gente  en las calles presenciándola por la baja temperatura. Con esta procesión no caben incertidumbres con el tiempo; sale siempre. Antes los cofrades de la Penitencia de la Santa Cruz, ataviados con su túnica negra y capucha monacal, han compartido una oración comunitaria en el templo.

En una noche gélida, los cofrades  han ido avanzando por las calles del recorrido; Plaza de España,  Independencia, Glorieta de María Cristina, Domecq, Carboneros, Carlos Morales, Doña Crisanta, Veracruz, Socuéllamos… Cuando los últimos cofrades han regresado a la Iglesia, eran más de las cuatro de la madrugada.

En una de las procesiones más singulares de la Semana Santa tomellosera el público que se ha congregado en las calles ha presenciado con gran respeto el paso de los cofrades. Como la noche era fría mucha gente se ha refugiado dentro de los coches para seguir desde ahí la procesión.

Han vuelto a sobrecoger esas dos largas filas de penitentes portando las cruces de madera al hombro, el ruido de las cadenas, los toques del tambor, los pies descalzos sobre el asfalto frío y húmedo, la Gran Cruz Expiatoria del Pueblo. Algún cofrade ha tenido problemas para avanzar con las cadenas que afortunadamente ha podido solucionar.  Una procesión conmovedora la de esta madrugada del Sábado Santo, caracterizada por esas cadenas de Pasión que la hacen única.

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