El campo bravo sigue adelante, a pesar de Filomena

“No has venido en buen día”, nos dice Ignacio Sánchez cuando nos ve bajar del coche. “Al contrario – le contestamos-. Es un día perfecto para enseñar lo que hacéis en días como éstos.” Porque a los animales, aunque nieve, se les atiende a diario en todas las ganaderías de lidia.

En este caso, hemos elegido la ganadería de Víctor y Marín, fundamentalmente por cercanía a Ciudad Real, pero estamos seguros de que en el resto de vacadas de lidia de la provincia, mayorales y/o vaqueros han atendido a sus animales, a pesar de la nieve.

Es más; quizás el gran público no sepa que cuando tienen lugar episodios de nieve o frío intenso, los ganaderos suelen suplementar la alimentación de sus animales para ayudarles a superar las duras condiciones climatológicas, a pesar de que la naturaleza les haya dotado de mecanismos de defensa de mayor eficacia que los humanos.

Ignacio llegó en el día de ayer (viernes) a Pinos Bajos –cuartel general de la ganadería comandada por José Luis Marín y Felipe Lasanta- antes de las ocho de la mañana, como hubiera hecho cualquier otro día, aunque hoy, lógicamente, el atuendo debe ayudar a mitigar el frío y la humedad. “Es el segundo par de guantes que me pongo hoy”, asegura Ignacio, mientras carga entre el barro y la nieve con un saco de pienso destinado a la tropa de 17 utreros que pasta (es un decir) en uno de los cercados.

Ignacio 2
El mayoral Ignacio Sánchez

Una vez vaciado el contenido de los sacos los utreros entran a dar cuenta del pienso, producido, por cierto, por Inalsa, empresa ciudarrealeña ubicada actualmente en Torralba de Calatrava cuyos sacos con su anagrama empresarial hemos podido ver en gran cantidad de ganaderías de la provincia y de fuera de ella.

Y cuando termina con los utreros se dirige a repetir la operación: cargar los sacos para más tarde vaciarlos en los distintos comederos de las vacas de vientre, los erales (novillos de dos años), y añojos (novillos de un año), amén de solventar de la mejor manera posible la multitud de imprevistos que surgen a diario en explotaciones de este tipo.

Además, se da la circunstancia de que a finales del mes de junio Ignacio sufrió un serio percance en el campo que rozó la tragedia. Una vaca, sin motivo aparente más allá de la imprevisibilidad del comportamiento animal, le pegó una paliza de órdago, con sus correspondientes heridas en cuerpo y cabeza por asta, en este caso de vaca. Sin embargo Ignacio, y todos los hombres de campo, sabe que este tipo de percances ocurren; que se lo pregunten, acaso, al bueno de Alberto, vaquero de la ganadería de Toros de Mollalta este mismo año, o al no menos bueno de José Ignacio de la Serna hace dos.

Eral colorado JCS

En lo que sí lleva razón Ignacio en cuanto a lo de ”No has venido en buen día” es en lo relacionado con la mala luz para hacer fotografías. Los copos cayendo no ayudan al enfoque, y la tenue iluminación natural no es la ideal, pero la escena también tiene su encanto, una vez que se intenta poner a resguardo de la humedad a la máquina de la mejor manera posible.

La caída de nieve da un respiro. No es que cese por completo, pero no baja con la intensidad de a primera hora. Nosotros nos vamos, pero no así Ignacio, a quien todavía le quedan unas cuantas horas de atención a sus vacas y novillos. Nosotros, los urbanitas, ya hemos terminado con la breve visita de médico que tanto nos gusta hacer. Ellos, los que dan el callo a diario, haga sol, frío, llueva o nieve, como es el caso, siguen al pie del cañón.

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