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El valor de la vida actualmente

EMBARAZADA

Cada vez que una mujer comunicase que está embarazada, tendría que recibir felicitaciones a raudales, para que ella se sintiese la mujer más afortunada del mundo, acompañada o no de su pareja, puesto que en ocasiones surgen discrepancias entre ellos, pero si ella se sintiera acompañada y amada por su entorno, conseguiría ser feliz dentro de las dificultades. La madre y el hijo son lo primero. Sin olvidar al padre, tan importante para la educación del hijo, dentro de un matrimonio, pareja, tanto si viven juntos, o no, pero si los dos se responsabilizan de una forma madura y natural, resolviendo sus problemas sin poner al hijo como moneda de cambio en su relación, la vida de la familia sería como mínimo serena. Los hijos siempre son una fuente de felicidad.
El presente artículo va dirigido hacia la sociedad con el fin de visibilizar acerca de la realidad y las consecuencias que llevan consigo estas violencias, tanto psicológicamente como económicamente.

Lo cotidiano en el día de hoy, y lo que subyace en la sociedad actual, es una corriente, que comúnmente denominamos del “no a la vida”, aunque pudiese parecer lo contrario, debido a que, nuestro mundo se manifiesta cada vez más que se produce alguna muerte violenta.

A partir de aquí, podemos empezar a enumerar una serie de dramas familiares por las cuales los derechos básicos de las personas se ven vulnerados:
– Mujeres/Varones muertos en manos de sus parejas
– Niños asesinados por sus padres (padre, madre).
– Mujeres que aceptan abortar a sus hijos renunciando con ello al gran don de la maternidad.

En todas estas violencias, se hacen presentes unas pérdidas de carácter humano, y otras relacionadas con la restauración de la sanación de las personas que han padecido violencia. Tengamos en cuenta el largo proceso de una recuperación psicológica que, en muchos casos, no llega a producirse y el gran desembolso económico que supone este tratamiento que, en muchos casos es insostenible para la gran mayoría de las personas afectadas.

Lo que la sociedad debe saber hacer es humanizarse y ver al prójimo como un ser humano no como un estorbo, ni como un adversario.

La vida sigue, siendo lo deseable: padres que afrontan las dificultades conjuntamente.

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