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Penas de entre dos y cinco años de prisión para los tres acusados de inducir a una menor a la prostitución

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Los tres acusados de inducir a la prostitución a una menor de 16 años en Tomelloso han sido condenados a penas de entre dos y cinco años de cárcel, mientras que han sido absueltos los siete acusados de corrupción de menores, por supuestamente haber mantenido relaciones con la chica como clientes (la víctima reconoció a cinco).

Así lo recoge una sentencia publicada por la Sección Segunda de la Audiencia provincial que juzgó a los acusados a mediados de febrero.

En concreto, Pancela P., la amiga de la familia que obligaba a la víctima, A.B.S., a acostarse con hombres ha sido condenada por un delito relativo a la prostitución de menor de edad a dos años de prisión, y a una multa de 12 meses a 10 euros al día, además de la prohibición de aproximarse a la joven a menos de 500 metros durante tres años.

Otilia. R., la exsuegra de la joven, tendrá que cumplir 4 años de cárcel por un delito de prostitución coactiva de menor de edad y a una multa de 12 meses a 10 euros al día, además de la prohibición de aproximarse a la joven a menos de 500 metros durante cinco años.

De la misma manera, el principal acusado, Flavius E. R., el exnovio de la chica e hijo de la anterior, que estaba en prisión preventiva desde que se denunciaron los hechos en agosto de 2016, ha sido condenado a cinco años de prisión por el delito de prostitución coactiva de menor de edad y por un delito de malos tratos en el ámbito familiar, una multa de 18 meses a 10 euros al día, además de la prohibición de aproximarse a su exnovia a menos de 500 metros durante seis años.

Este mismo acusado ha sido absuelto de los delitos de agresión sexual y amenazas en el ámbito familiar.

Sobre los siete clientes que se sentaron en el banquillo acusados de corrupción de menores, a los que pedían 3 años de cárcel, todos han sido absueltos, al no quedar acreditado que conocieron que la chica no alcanzaba la mayoría de edad.

En el juicio, la adolescente señaló a Santiago N.R., José Carlos N.R., Jesús R.A., Antonio G.L. y Francisco T.P. como clientes suyos, mientras que con José Antonio V.T. y Francisco P.G. no llegó a  mantener relaciones sexuales.

Verosímil

El tribunal considera veraz el testimonio de la joven, ahora mayor de edad, “a pesar de los intentos de las defensas para poner de manifiesto la escasa validez” del mismo, en base a que tras irse de la casa de su madre con 15 años por sus malas relaciones habría ejercido la prostitución, o que fue una venganza porque “mientras su novio trabajaba, ella se gastaba el dinero en beber y en drogarse y que denunció a su novio cuando la dejó”.

Por el contrario, ve creíble la acusación de la víctima sobre que entre diciembre de 2015 y agosto de 2016 su exsuegra y su expareja la obligaron a acostarse con más de una decena de hombres con amenazas, manipulaciones, incluso con drogas.

La Sala ve “verosímil” el testimonio de A. B. S. y entiende que concurren “los requisitos para considerar probados los hechos por ella relatados desde su primera denuncia y sucesivas exploraciones”.

Así, salvo “ciertas inexactitudes y discrepancias”, a lo largo del proceso judicial la chica no ha cambiado su versión, según los jueces, sobre cómo inició una relación sentimental con el principal condenado y se fue a vivir con él y su madre a una finca en Tomelloso, momento en el que ésta la obligó a prostituirse en casa de Pansela, a donde acudió porque en teoría iba a cuidar a sus hijos.

Es más, según el tribunal, ambas mujeres le organizaban los encuentros sexuales y se repartían el dinero que cobraba bajo amenazas.

Igualmente, la sentencia recoge como creíble el relato de la chica de cómo Flavius al enterarse de los hechos “pareció protegerla”, aunque posteriormente se incorporó a esta actividad para instigar a la joven a ejercer la prostitución bajo amenazas tan graves como  que le iba a mutilar los genitales, además de someterla a un régimen de control y aislamiento.

De hecho, la denuncia que interpuso la víctima y que destapó el caso se produjo el 14 de agosto de 2016 cuando logró escapar tras sufrir una paliza (la golpeaba habitualmente) por parte de Flavius tras decirle que no quería seguir acostándose con más hombres.

La Sala también da valor probatorio a las lesiones que sufrió la chica y precisaron tratamiento farmacológico, por lo que “no podemos sino considerar probado que A. B., con dieciséis años de edad, se prostituía y no por voluntad propia, sino porque la obligaban bajo un régimen de intimidación, amenazas y, también violencia física”.

 

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