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El excura del seminario de Ciudad Real condenado a 30 años por pederastia sigue libre

El sacerdote condenado por abusar de nueve menores

El sacerdote condenado por abusar de nueve menores / Clara Manzano

P.J.A., el exsacerdote del seminario de Ciudad Real condenado a treinta años de cárcel por abusar de nueve niños en el seminario de Ciudad Real sigue libre, un año y medio después de la condena a 22 años de cárcel de la Audiencia Provincial de Ciudad Real, que el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha elevó a 30.

Su recurso de casación a la segunda resolución judicial del caso sigue pendiente de admisión a trámite ante el Tribunal Supremo. Mientras tanto el acusado, que siempre ha defendido su inocencia pese a los reveses primero del Obispado y luego de dos tribunales, ha rehecho su vida laboral, con un trabajo fuera de la Iglesia.

“Entendemos que es una maniobra para ganar tiempo, los hechos están muy claros, las familias quieren que cumpla la condena que se la ha impuesto”, explica Rodrigo García, que ejerce la acusación particular en el caso en representación de tres de las víctimas.

Al menos doce años en prisión

Peso a lo abultado de la condena y al tratarse de muchos delitos “menores” por así decirlo, lo más probable es que cuando se ejecute la sentencia se fije un periodo de cumplimiento no superior a doce años, según otras fuentes jurídicas.

Este sacerdote originario de un pueblo de la provincia de Ciudad Real, de 36 años, ha sido el primero en el mundo expulsado por Iglesia Católica  delitos sexuales, antes de que lo juzgara la justicia ordinaria, en el nuevo giro que le ha dado el Papa Francisco a este tipo de casos, que el clero se ha resistido a admitir.

Juzgado en diciembre de 2019

La Audiencia Provincial lo juzgó en diciembre de 2019 y lo declaró culpable de una veintena de delitos de abuso con prevalimiento a nueve niños de entre 11 y 14 años de los que fue tutor en el seminario.

La sentencia, que luego ratificó el Tribunal Suprior de Justicia de Castilla-La Mancha, considera probado prácticamente todo el relato de hechos que hicieron fiscalía y acusación particular, en base al testimonio de los menores.

La sala valoró “la persistencia en la incriminación” del testimonio de los chicos. Muchos incluso reconocieron que la primera vez que les pasó ni siquiera fueron conscientes de que estaban siendo víctimas de abusos.

El tribunal considera probado que P.J.A., de 35 años, mantuvo un contacto muy estrecho con los menores que lo acusan, todos ellos alumnos de la ESO del seminario en los cursos 2013-2014 y 2014-2015.

 

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