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Síndrome del nido lleno

Contestando a la pregunta y en muchos casos, detrás de un regreso a casa suele haber un divorcio o separación, seguramente alguna deficiencia económica o problema familiar y un gran conflicto que resolver. Normalmente los padres siguen ejerciendo como tales, a pesar de que el tiempo haya pasado y que esos hijos, seguramente, y no tan felizmente emancipados, no tengan más remedio que regresar a su casa de origen. Un problema en tanto en cuanto, vuelven a existir reglas, si… las mismas reglas del juego, a dónde vas, no llegues tarde que papá se preocupa, coloca las cosas en su sitio, te hago la colada y demás asuntos cotidianos.

Efectivamente, tenemos cerca de cuarenta y el síndrome del nido lleno irrumpe en la vida de esas madres, que vuelven a ejercer como tales y tan encantadas de la vida, y a pesar de todo. Como podemos advertir, el concepto y la estructura ha cambiado radicalmente, ha dado un giro que nos genera un vértigo difícil de controlar. Este tipo de síndrome, vuelve a despertar, sobre todo en las madres de origen, el instinto de cuidado y protección de los hijos que lleva implícitamente en el código genético, muy complicado el modificarlo. En las terapias de familia, hay ciertas posibilidades cuando todos están abiertos al cambio, dándoles a entender que, en este tipo de situaciones, la provisionalidad juega un papel muy importante. No va a ser de por vida ni mucho menos. Si bien hay unas reglas de juego que siempre hay que respetar. La libertad de los padres de origen, y la libertad de los propios hijos que vuelven. A todo esto, se le podrían añadir ciertos matices importantes. El regreso a casa con hijos pequeños y las otras necesidades generan mucho stress en todo el mundo.

Las soluciones pasan por abrir canales de diálogo entre todos. Ser lo suficientemente comprensivos para entender que estas situaciones son novedosas y que de ellas tenemos todos que aprender. Los padres de origen deben poner límites, los hijos que a la vez son padres primerizos preocuparse también de sus descendencias e intentar armonizar la vida en la reencontrada familia de origen.  Debemos entender que de todo se deben sacar conclusiones. La responsabilidad siempre pasa por poner un poco de cordura en nuestras vidas. Los problemas que nos podemos encontrar pueden ser, hemos dicho, divorcios traumáticos, enfermedades de los hijos, problemas de adicciones que llevábamos a cuestas y problemas económicos graves. Todos tienen remedio si acuden al profesional adecuado. Ni que decir tiene que a veces los padres de origen en ese fenómeno del nido lleno, limitan también la libertad de los hijos que quieren vivir la vida de otra manera. Tenemos que advertir siempre, que las situaciones de forma natural, tienden a colocarse en su sitio, son temporales y dependen únicamente de la capacidad para tomar decisiones muy importantes. El diálogo y la comunicación que nunca falten en estos casos.

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