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El corazón derecho ¿Ubi, en dónde?

Además de las cotidianas expresiones vulgares, son múltiples las disciplinas que nos hablan del corazón como órgano esencial de la vida humana, la Psicología, la Anatomía, la Fisiología… y todas ellas con su contenido propio y distinto.

La Anatomía estudia el corazón desde un punto de vista estático, es decir, su estructura y composición sin fijarse en otros aspectos; en cambio la Fisiología se ocupa de sus funciones y de la relación con los demás órganos del mismo cuerpo que han de funcionar como un todo. Al corazón le cumple la impulsión de la sangre, la distribución, la recogida de la sangre venosa y remitirla a los pulmones para su purificación y reutilización.

En cuanto al contenido de la Psicología, aquí nos vamos a referir a dos aspectos de la misma: la psicología vulgar y la psicología científica. A la psicología vulgar se le atribuyen funciones que exceden a las de un órgano por muy fundamental que éste sea: el amor, el cariño, la compasión, la dulzura… que de ningún modo son exclusivas de un órgano carnoso, tal como puede ser el hígado, el estómago o los riñones.

Un solo órgano no puede ejecutar, por muy importante que sea, las funciones que pertenecen a un todo estructurado y armónico: “la persona”. No es el corazón el que quiere, ama, odia o sufre, sino la persona que alberga, disfruta o sufre de tal corazón. Al lado de la expresión “te quiero con todo mi corazón”, está esta otra de “te quiero con toda mi alma”. Con esta última ya se hace presente una función más profunda y espiritual que entraña a la persona.

El título del artículo nos habla del corazón derecho, como un sentir generalizado del poderoso caballero Don Dinero

El título del artículo nos habla del corazón derecho, como un sentir generalizado del poderoso caballero Don Dinero. Las americanas –chaquetas- que usamos los varones suelen tener un gran bolsillo, que sirve para guardar el corazón eufórico del portador de un BILLETERO. La calderilla nos preocupa menos y para resguardarla, el bolsillo del pantalón lo consideramos suficiente agente de custodia, aunque no siempre, hecho comprobado personalmente. El dinero “gordo” se custodia en ese bolsillo que las americanas llevan en el costado derecho, que promete mayor seguridad, y cuya mayor o menor cuantía se refleja en el estado de ánimo de su poseedor.

Siguiendo este mismo camino de lo personal a lo general o social, el estado anímico de un pueblo está en razón de la marcha de su economía, que se manifiesta en la calle, plazas, terrazas, diversiones, cruceros y medios de locomoción. Las carreteras, aeropuertos, estaciones ferroviarias y marítimas son un claro exponente.

Hace escasos años se consideraba al coche, la segunda vivienda o las vacaciones, como un lujo exclusivo de unos pocos. Afortunadamente hoy es una realidad bastante generalizada. Atentos a los millones de desplazamientos por tierra, mar y aire que se producen los fines de semana, los múltiples puentes, por pequeños que éstos sean. Como podemos observar la alegría, diversión, recreo, y esparcimiento de una sociedad que identifica su economía con el corazón derecho.

La Psicología científica, llamada en otro momento racional, porque se basaba sólo en el método de la introspección, está ligada a los pensadores clásicos que alumbraron las grandes obras filosóficas. Al conjunto de los grandes pensadores griegos le pertenece al alumbramiento de tal disciplina, aunque autónoma en tiempos más recientes.

En España y en tiempos cercanos a nosotros, son múltiples los ejemplos que se nos vienen a la memoria: Ortega y Gasset, Unamuno, Julián Marías… nos van desnudando en sus diversas obras el corazón humano, en aras de una profunda reflexión y análisis.

En España y en tiempos cercanos a nosotros, son múltiples los ejemplos que se nos vienen a la memoria: Ortega y Gasset, Unamuno, Julián Marías… nos van desnudando en sus diversas obras el corazón humano, en aras de una profunda reflexión y análisis. Ahí están las publicaciones en la Revista de Occidente: Estudios sobre el amor, La rebelión de las masas, la Tía Tula, Niebla, La mujer del Siglo XX, etc.

Durante la Primera Guerra Mundial empiezan a aparecer los primeros instrumentos experimentales –los test- que auxilian a la Psicología en su caminar científico independiente y objetivable. Ya, a finales del s. XIX se vive una corriente pedagógica, que intenta conocer el nivel mental de los alumnos con el fin de obtener de ellos el mayor rendimiento posible (Raymond Cattell, medida mental). Sin embargo, esta expresión nos resulta poco precisa, y ello por dos razones: una la naturaleza de las facultades mentales, y otra la carencia de instrumentos fiables de medida.

En el s. XX la Primera Guerra Mundial obligó a los EE.UU. de América a sustituir, de un modo emergente, a los varones de sus puestos de trabajo por manos femeninas y, para su selección se emplearon unos instrumentos de fácil aplicación que revelaban, en un breve espacio de tiempo, las aptitudes de las mujeres seleccionadas.

Desde entonces, el intrincado campo de la Psicología cuenta con numerosos y más perfectos medios de investigación, que permiten conocer un poco mejor la compleja realidad humana.

Álvaro Rodríguez Sanmartín es doctor en Filosofía y CC. de la Educación

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