NOLENTIBUS DATUR.
Con motivo del centenario del Cardenal Cisneros releo el libro de su biografía escrito por Joseph Perez “Cisneros, el cardenal de España”. Y en sus páginas encuentro una máxima del Derecho Canónico que me parece relevante en estos tiempos.
Nolentibus datur (a los que no quieren se les da) es un principio del Derecho que significa que, entre los que no ambicionan cargos, es donde se debe buscar a las personas que los merecen. Una sabia doctrina que puede ser útil en ocasiones en las que se plantean nombramientos, cargos y responsabilidades. En estas ocasiones siempre hay personas que se auto postulan como los adecuados como los que necesitan el cargo por su situación personal o los que creen merecer ese reconocimiento. Esos son los menos indicados para realizar esa actividad y esa es la doctrina que recoge el Derecho Canónico. A esos que ambicionan el poder son a los que no conviene nombrar para esa responsabilidad.
Una excelente recomendación para todos los ámbitos, no solo el religioso sino el político el de los grupos sociales o de cualquier tipo. A los que no quieren es a los que hay que proponer, es entre ellos donde hay que buscar a los mejor preparados, a los que pueden asumir la responsabilidad y comprometerse en la tarea común. Los romanos aplicaban ya este principio diciendo que no debería darse el poder a quienes manifestaban un ansia desmedida por conseguirlo. No hay que entregar el poder a quien manifiesta una desmedida ansia de caudillaje. Fundamentalmente porque el criterio básico para llegar al poder es la voluntad de servir a la comunidad y no la satisfacción personal del deseo de poder.
Es verdad que esta doctrina es más fácilmente aplicable en los nombramientos que proceden desde el poder que designa a las personas que deben ejercer una determinada función. Pero es también aplicable, con los cambios necesarios, a los nombramientos que tienen una base democrática y participativa. Seguimos asistiendo a autoproclamaciones de personas que se sienten investidas de las cualidades que consideran evidentes para que la elección democrática los designe por aclamación. Probablemente son los menos adecuados para la responsabilidad que deben asumir. Nolentibus datur sigue siendo una buena recomendación en estos tiempos.
DIEGO PERIS SÁNCHEZ