A pesar del avance tecnológico en la comunicación e información al instante, la cultura de lo inmediato y la facilidad para entablar relaciones a través de nuestro ordenador personal lo tenemos muy presente todos, aunque de otra parte me ayuda a entender una paradoja que llevo observando hace ya algunos años. No somos capaces, a grandes rasgos, y no todos los seres humanos por supuesto, de establecer una buena comunicación familiar con nuestros hijos, que sí disfrutan de la tecnología y pueden estar abiertos a nuevas experiencias.
Para ello, nosotros los padres, facilitaremos un ambiente agradable y necesario en el que se ofrezca un buen entendimiento, mejorando el fenómeno de la escucha activa. Otro aspecto a tener en cuenta es la promoción del ejemplo en nuestros actos como adultos generando coherencia y seguridad. En los momentos difíciles, no perder la calma y ser pacientes a la hora de afrontar los problemas que puedan aparecer ayuda bastante. Siempre siendo positivos y amables con nuestros hijos. Otro asunto a tener en cuenta es la forma de comunicarnos entre los adultos; si no practicamos diariamente, poco podemos conseguir.
Esa forma comunicativa parte siempre del entendimiento aunque exista polémica. Es importante promocionar el fenómeno de la escucha activa que ya hemos comentado. Si no nos interesamos por los problemas y las inquietudes de nuestros hijos no les ayudaremos a respetar a los demás en cualquier foro. Finalmente, el cuidar las maneras de decir las cosas es fundamental con todas las letras. La forma es importante también, y el cómo se dice… haciendo llegar una buena semilla que germinará en el subconsciente implícito que siempre perdurará. La formación de la personalidad es cosa nuestra, de todos y de ellos mismos, pero a través de la comunicación, el proceso del aprendizaje será más fiable y de calidad.