Belén Rodríguez
Ciudad Real
Ni el fuego es el lobo de los cuentos de los niños ni los incendios forestales una catástrofe divina a la que hay que resignarse sin más cada verano. Lo dice Juan Pedro García, director técnico del operativo provincial contra incendios forestales, que desde el Centro Operativo de Emergencias e Incendios (COP), reubicado en El Chaparrillo en Ciudad Real, toma las primeras decisiones -apoyado por un equipo humano y tecnológico-, cuando salta la alarma, algo que ocurre muchas veces al cabo del año, en concreto 235 veces en este 2016 desde el 1 de enero hasta el pasado 18 de agosto.
“Yo cuando empecé a trabajar en esto no tenía canas y tenía más pelo”, bromea junto a su compañera y responsable de logística Alicia Ruiz, en una de esas tensas jornadas de “riesgo extremo de incendios” que se viven cada verano en el COP, ‘sala de máquinas’ y ‘cerebro’ de acceso restringido, desde la que unas cinco personas por día, con guardias nocturnas unipersonales, criban y encarrilan el trabajo sobre el terreno del incendio.
Nada se deja a la improvisación. Todo está escrito, pautado y protocolizado, para que las patrullas y el personal que tiene que ir al final a apagar un fuego lo hagan de la forma más efectiva posible, y en vez de dos hectáreas se quemen una o ninguna. Y si no hay incendio, mejor.
Precisamente ese ha sido el gran avance de la política contra los incendios forestales en Castilla-La Mancha, cuyos protocolos de trabajo han importado otras comunidades autónomas.
“Aquí ha habido un antes y un después desde que se regula el uso del fuego en el campo, porque nuestro gran saco de causas eran las negligencias. Se ha notado bastante que la gente cumple las normas, de hecho este año el que más. Hemos cortado por lo sano, cuando más alto es el peligro de incendio menos actividades se permiten”, señala.
“Hay una frase que a mí no me gusta nada y es esa de que los incendios se apagan en invierno. Los incendios se apagan en verano, cuando surgen, pero sí que tiene una función muy importante la labor preventiva y modestamente creo esa es una medalla que podemos colgarnos desde el Infocam: atajar las causas”. En esta comunidad desde el 1 de junio al 30 de septiembre está prohibido hacer fuego en el campo, aunque se dan autorizaciones excepcionales para cosechar, etc, cumpliendo una serie de normas.
Otro factor efectivo en la prevención según el director técnico han sido las quemas controladas. “No todo el fuego es malo”, subraya García, “hace unos unos años teníamos un machaque constante con alarmas por incendios en Puertollano, en la variante del minero, por diferentes cuestiones, en las que empleábamos mucho tiempo y recursos. Ahora lo que hacemos es quemar todo ese pasto de manera preventiva antes de que alguien lo prenda y se vaya al monte, porque tenemos una sierra potencialmente peligrosa en el noreste. Es decir, hemos utilizado el fuego como herramienta de gestión territorial”.
Para los responsables de combatir los incendios forestales no es tan importante la cantidad como la peligrosidad: “En Ciudad Real el volumen de incendios, de alertas por fuego en el campo es importante, pero lo relevante es la gravedad. Las cosechadoras en el mes de junio nos dan mucha guerra pero si por ejemplo hoy [por el jueves 18 de agosto] tuviéramos un incendio sería peligrosísimo, pues es en estos incendios en los que nos tenemos que concentrar para evitar una catástrofe”.
Pero ni siquiera eso se deja a libre albedrío del coordinador técnico. “En Castilla-La Mancha hemos pegado un cambio brutal desde 2010. Ahora mismo, y lo digo sin un ápice de arrogancia, somos una referencia nacional en cuanto a la implementación del sistema de manejo de emergencias y protocolos de trabajo. Desde esa fecha todo está protocolizado de modo que se nos dice cómo actuar y eso otros operativos no lo tienen”.
Esos protocolos regionales afinan hasta fijar la dotación mínima de medios terrestres y aéreos que deben intervenir en un fuego. “Yo no declaro operativa o no a una unidad a mi libre albedrío. En nuestros manuales vienen horarios y situaciones de emergencia”.
En cuanto a cómo está siendo la campaña habla de “atípica”: “No ha habido muchos incendios pero el riesgo de que sean muy peligrosos está ahí desde que entró la corriente continental sahariana y se secaron todos nuestros combustibles”.