El barrio de Fátima de La Solana ha recuperado definitivamente su lugar en el calendario de fiestas veraniegas de La Solana. La nueva directiva ya debutó el año pasado con la organización de varias actividades, pero en esta edición se han preparado más cosas y el éxito ha sido total ateniéndose a la recaudación obtenida por todos los conceptos. En concreto, han sido 8.711 euros, casi el triple de lo recogido en 2022.
La barriada ha vivido durante todo el fin de semana un intenso programa en torno a su patrona. Empezó el viernes con la procesión por las calles y la imagen portada a hombros. El sábado destacó la entrega de premios del concurso de dibujo para escolares y la actuación musical de Al son celeste, un nuevo grupo musical de La Solana con estilo flamenco. El domingo se cocinaron varias paellas solidarias, con el fin de recaudar fondos para la hermandad.
En declaraciones a Radio Horizonte, el presidente de la joven cofradía, Juan José Jareño, no ocultó su satisfacción por el buen resultado de la fiesta en líneas generales. “Ha habido mucha gente y han colaborado con nosotros al máximo. Ha superado nuestras previsiones más optimistas”.
Entre las novedades más destacadas se encontraba el certamen de dibujo, a fin de implicar a los colegiales. Se repartieron media docena de premios en dos categorías. Teresa Jiménez, Ángela Pérez e Irene Moreno consiguieron los tres primeros premios, respectivamente, para la edad de 6 a 8 años. Ramón Caravantes, Javier Martín y José Antequera ganaron los premios de 9 a 11 años. “La participación ha sido alta y agradecemos el apoyo de los colegios y de las familias por su difusión”, destaca el presidente.
Después llegó el turno de la música. Las terrazas instaladas junto al bar de campaña, al lado de la ermita, se llenaron para disfrutar de la velada y de la música de Al son celeste. El recién creado grupo solanero debutaba así en una actividad de esta naturaleza, aunque ya habían tenido algunos ‘bolos’ en locales de ocio, incluso una actuación en la residencia de mayores ‘Rosa del Azafrán’. Son seis componentes que se han organizado casi por casualidad y que buscan divertirse y divertir a partes iguales. “No tenemos ninguna pretensión más allá de pasarlo bien y que la gente sienta algo al escucharnos”, decía Rafael Díaz-Malaguilla, uno de los fundadores.
La hermandad podrá costear con el dinero recaudado el nuevo estandarte y la carpa propia que han adquirido. Incluso habrá un remanente para afrontar próximas mejoras.
