Hoy nos vamos a detener en un asunto bastante importante, debido al legado del gran investigador y psicólogo Skinner, tristemente fallecido hace años, cuya aportación a la ciencia hoy todavía sigue vigente y de qué manera.
Uno de sus experimentos se basó en la llamada cámara de condicionamiento operante o caja de Skinner, en la que otras investigaciones basan su tesis en la trampa que determinados videojuegos plantean a muchos chicos y mayores a la hora de consumir horas y horas de ordenador u otros dispositivos para entretenimiento y evasión. La famosa caja de Skinner, se diseña para demostrar que el comportamiento animal es aprendido, aunque después la conducta se hace refleja.
En el caso del ejemplo de la caja, totalmente cerrada, introdujeron un animal y su comportamiento venía condicionado por un estímulo asociado a un objetivo. En este caso comida. Ahora el condicionamiento viene predeterminado por el dispositivo y el videojuego con la única intención de mantenerte enganchado jugando todo el tiempo que puedas y conseguir el objetivo o la simple codicia de avanzar más y más. Comportamiento pues totalmente condicionado por las circunstancias. Ahora bien, en un marco de aparente libertad, porque tú eres quien decide seguir jugando o, simplemente, parar.
La ansiedad por conseguir puntos, dinero, caídos, pantallas.. en fin, otras metas… depende del tiempo y de tu destreza. Necesitas tiempo, dependes de la máquina y no te puedes desenganchar. Obligarte a repetir determinadas acciones, mucho más allá del momento que deja incluso de ser para tí una novedad estimulante. Por lo tanto, cuál es el objetivo final?
Constantemente están mejorando esa realidad virtual que tanto valor le damos, cuando tenemos otra paralela la cual no vivimos. Pero esta pregunta se la tendríamos que hacer a nuestros hijos ya adolescentes, por qué os engancháis en ello.? Y la otra realidad que os perdéis, no merece la pena vivirla?. Pues sí, detrás de todo esto, hay una industria que posiblemente utilice otra forma de caja para experimentar con nosotros y no nos estamos dando cuenta de todo ello. Así de claro!, y desde luego, prefiero el billar.