Nuestro cuerpo siempre está sometido a los cambios de la naturaleza. Respetarlos es una forma sencilla y a la vez recomendable de mantenimiento de nuestra salud.
El tiempo real no pasa a la misma velocidad que el de nuestras funciones interiores: nos vemos obligados a modificarlas o a atrasarlas continuamente, dependiendo del tiempo para sobrevivir, aplazamos el sueño si tenemos trabajo, la hora de comer si nos encontramos fuera de casa o las vacaciones si surgen obligaciones.
El concepto del tiempo se corresponde con las variaciones periódicas de las funciones de nuestro organismo, que se suceden sin que nadie las programe. Este orden natural nos permite saber en qué momento del año somos más resistentes o más vulnerables.
La modificación de esas funciones vitales depende de multitud de factores ambientales siendo un fenómeno que oscila de una persona a otra.
Existen multitud de factores que determinan esos cambios en los ritmos biológicos humanos… y esas diferencias interindividuales habría que estudiarlas con detenimiento.
La medicina natural siempre es una alternativa a tener en cuenta una medicina que, un servidor en particular, respeta y defiende como alternativa terapéutica.
Los expertos en la materia, nos hablan con total claridad, poner a punto nuestro orden físico y psicológico podría ayudar funcionalmente al ser humano, contribuyendo finalmente a la optimización de una correcta salud en general.
Estos marcadores biológicos, es cierto que giran solos, y que varían también constantemente.
Pero de forma innata, siguen las señales del entorno, se dejan influir directamente y son fácilmente susceptibles a cualquier fluctuación que se produzca en nuestro mundo exterior.
Si nos paramos a pensar cómo son nuestros ritmos naturales podríamos concluir que en las ciudades las actividades nocturnas siempre se prolongan… entonces las personas cada vez descansan menos y sufren más perturbaciones.
Es entonces cuando cada organismo debe encontrar su ritmo ideal. Los métodos son simples, lo que ocurre es que nadie, prácticamente ningún ser humano los aplica: por ejemplo, levantarse y acostarse siempre a la misma hora, aprovechar la luz natural, tomar el sol con moderación y alimentarse adecuadamente evitando alimentos desnaturalizados.
Parece, estimados lectores que siempre, cuando uno es capaz de escribir este tipo de artículos, querer establecer, una serie de normas que nunca se llevan a cabo por ser demasiado complejas y costosas a la hora de la práctica cotidiana.
Pero si tuviésemos la posibilidad de llevar a cabo al menos, una de ellas, evitaríamos sorpresas en nuestra salud bastante desagradables.
Nuestro cuerpo y nuestra mente siguen siempre un proceso vital en el que siguen un conjunto de señales que son muy importantes para el establecimiento de una salud reforzada.
Entiendo que es importante esta reflexión personal… debemos elegir entre una forma de vida con los costes mínimos en nuestra salud o una vida con costes que minimizan nuestra felicidad.