Y es que Zhao sin renunciar al espíritu y ciertas reglas que animan a estas entregas que con su firma llegan a la vigésimo sexta, aporta una saludable, refrescante y distinta mirada… aunque la cosa presenta aspecto de parecer ser lo mismo. Por supuesto muestra acción a granel cuando tiene la tiene que mostrar y se extasía, se emboba en reflexiones que tal vez puedan parecer tontamente trascendentales o altisonantes, pero que en mí obran el milagro de seducirme y fascinarme.
La historia, además, es muy clara, muy diáfana, va al grano en todo momento (hay que tener en cuenta que son muchos los acontecimientos y personajes a tratar), para que ningún despistado no habituado con esta nueva entrada de super héroes pudiera quedarse descolocado. Es la suya una narración precisa, prístina… con abundantes flashbacks que, en contra de cÉmo han sido recibidos por los de mi gremio, no solo no me parecen nada densos sino muy afortunados y conceden ligereza a la trama.
Su estilo es reconocible en muchos aspectos, por ejemplo, en esa fotografía naturalista que no solía casar con este universo, pero que ella la incluye con pasmosa facilidad, también en la cadencia de sus diálogos e imágenes. Y por qué no decirlo, en esa visión un tanto existencialista que lo que en otros sonará a plomiza, a mí me suena a música celestial por parte de la firmante de las maravillosas CANCIONES DE NUESTROS PADRES, THE RIDER y NOMADLAND. Y, por favor, no se confunda ritmo pausado con aburrido, que no es lo mismo. Que volvemos a lo de la hipnótica e igualmente fascinante DUNE de Denis Villeneuve.
Y me gustan la mayoría de héroes enmallados o embutidos en ajustados trajes que aquí salen, incluso algún humano. Al respecto, me gusta especialmente Kit Harington, el que será Caballero Negro, un humano descendiente de linajes nobles portadores de una poderosa espada que trabaja en el Museo de Historia Natural de Londres O ya metidos en harina celestial, Ikaris, encarnado por Richard Madden, el opuesto de la protagonista, una relación la suya que indudablemente muestra sustancia.
Y es posible que se podría haber sacado más partido de Angelina Jolie (Thena) y Salma Hayek (Ajak), pero cumplen más que sobradamente, tampoco es necesario que acaparen mucho más la atención, para eso se las basta la no tan rotunda pero muy atractiva Gemma Chan, esa Sersi que manipula la materia inanimada, y que resulta toda una empática conductora entre su mundo y el de los humanos
Las escenas post créditos abren muchas expectativas. Veremos lo que depara el futuro, pues no está garantizado que su taquillaje vaya a ofrecer en este momento demasiadas posibilidades (la crítica desde luego la ha fusilado masivamente). Curioso esto de los vaivenes de las recaudaciones y cómo determinan futuros proyectos, pues desde tiempos ancestrales, desde el mismo origen del mismo, ya lo dijera Quevedo, poderoso caballero es Don Dinero. Y una cosa es la ficción y otra la triste realidad que no garantiza tanta eternidad a estos mucho más que vistosos, intensos y formidables Eternals.