(Sirva de homenaje a la recientemente desaparecida -el pasado 8 de agosto- Olivia Newton John, inolvidable Sandy para la eternidad)
“-Mis padres quieren conocerte, ¿por qué no te pasas por casa a tomar el té? -No me gusta el té -Bueno, pues tómate otra cosa -No me gustan los padres” (John Travolta/Danny y Olivia Newton-John/Sandy)
“Los hombres son ratas, escúchame, son pulgas de ratas, peor que eso, son amebas en pulgas de ratas. A lo que me refiero, es que son demasiado inútiles que ni los perros los quieren morder. El único hombre del cual una chica puede depender es su padre” (Didi Conn/Frenchy)
“Porque este auto es automático. Es sistemático. Es hidromántico. ¡Porque es un rayo engrasado!” (John Travolta/Danny Zuko)
“Eres un falso e hipócrita y desearía nunca haber fijado mis ojos en ti” (Olivia Newton-John/Sandy Olsson)
“Tengo tantos cardenales que parezco el Vaticano” (Stockard Channing/Rizzo)
Desde el primer momento que la descubrí con quince años el flechazo fue inevitable con esta película que hace tiempo que ha trascendido su condición para ser elevada a icono popular y pop. Y este es un idilio del que estoy plenamente convencido de que me durará toda la vida, a estas alturas ya puedo anticiparlo. GREASE me supone siempre plena dicha.
Saludable nostalgia, vitalidad, humor a raudales, buen rollo, magníficas y evocadoras canciones y bailes, explosión permanente de optimismo… Eso y muchísimas cosas más, todas ellas afortunadas, felices, entusiastas, desprende esta producción de 1978, mítica -para mí al menos- desde el mismísimo momento de su estreno, amén de constituir todo un taquillazo de campanillas en más de medio mundo.
Fue otro éxito de Broadway trasladado a la gran pantalla. Un magistral pastiche, pletórico y rítmico, de los ambientes descritos en otros títulos previos, pioneros y dramáticos, como “Rebelde sin causa” si me voy al plano dramático o montones de comedias teenagers de los 50, como las protagonizadas por la recordada Sandra Dee o la genialmente paródica “Un beso para Birdie”. Emparentable con ésta por idéntica vocación burloncilla.
Los números fueron brillantemente coreografiados por Patricia Birch y dieron de lleno en la diana, lograron plenamente su objetivo, entre otros el de transmitir jovialidad a raudales, una óptica festiva y saludablemente guasona sobre los milagrosos finales de los 50 en los USA, época de multitud de cambios y transformaciones. En todo momento, destila una simpática y hasta fina ironía, algo que resulta patente en esa reunión casera y nocturna de las Pink Ladies, con la formidable Stockard Channing a la cabeza, en la que aluden a la anteriormente mencionada Sandra Dee, todo un icono virginal de la todavía “ingenua” América del momento (la maravillosa Doris Day en su versión adulta era el otro).
Además, supuso un vehículo ideal para acabar de entronizar, temporalmente, a un estupendo John Travolta, pletórico tras haber obtenido tan solo un año antes otro éxito abrumador y merecidísimo con la espléndida “Fiebre del sábado noche”. Siempre he defendido a este estupendo profesional -actor, bailarín- al que afortunadamente reivindicara –otorgándole de paso una segunda vida profesional cuando estaba padeciendo cierto ostracismo- Quentin Tarantino en “Pulp fiction”, en la que está de lo más gracioso y divertido (su considerable vis cómica es patente en “Grease”, sobre todo ese encadenado de actividades deportivas que se decide acometer para deslumbrar a Sandy), tanto verbal como mímicamente.
A destacar la presencia en sabrosos cometidos “secundarios” de veteranas y otrora estrellas del Hollywood dorado de los 30, tales como Joan Blondell y Eve Arden. O de cantantes y comediantes tan efectivos como Frankie Avalon y Sid Caesar. E incluso de un jovencito y cachas Lorenzo Lamas.
Se muestra adorable la australiana Olivia Newton-John, co partenaire del actor-bailarín-, la cual da perfectamente el pego como jovencita de 18 años cuando en realidad tenía 30 al afrontar el rodaje.
La música, sencillamente extraordinaria, imponente. Ideal para uno de esos días en los que el estado de ánimo no se encuentre atravesando su mejor momento.
Y siempre que la escucho me encanta y divierte una frase que exclama la líder de las Pink Ladies: “Tengo tantos cardinales que parezco El Vaticano”.
“Grease” supone la exultante alegría y el estado anímico de un tiempo, una época. Y de un momento de las vidas de tantos, las de muchos de nosotros, verdaderamente irrepetible.
Del todo irresistible.