La Titan Desert en una prueba ciclista extrema por etapas que discurre por el desierto de Marruecos durante seis días. En esta última edición varios ciclistas amateur de nuestra provincia han participado en ella en la categoría Ambassador, que consiste en competir por parejas, representando a tu localidad de origen con el fin de darle promoción a cada uno de los municipios.
Los embajadores han sido: los hermanos Carrasco Lucas-Torres, Manuel (50) y José Andrés (46), de Campo de Criptana, y otras dos parejas formadas por Fran Lorente (43) y Rubén Pinar (47), y Luis Monreal (41) y Héctor López (31), los cuatro de Alcázar de San Juan.
El criptanense Manuel Carrasco explicaba que para participar en la Titan Desert “no hay ninguna selección previa, nosotros formamos parte del club de mountain bike de Campo de Criptana, que se llama ETB Gigantes, y vamos a distintas pruebas de todo tipo a nivel nacional. Ya estuvimos en la Titan Desert en el 2016 y este año hemos repetido, en las dos hemos finalizado”.
De las dos ocasiones en la que se han enfrentado al duro desierto de Marruecos “este año ha sido mucho mejor, porque hace dos años las condiciones climatológicas fueron mucho más duras, con picos de temperatura de 47 grados, lo que ocasionó que hubiera un 40% de abandonos y este año no ha llegado al diez. Este año teníamos más experiencia, íbamos más entrenados y las condiciones han sido mucho más benignas, se ha podido disfrutar más del ambiente, de la prueba en sí, de los compañeros y amistades que teníamos del año pasado y otros compañeros con los que coincidimos en Los 10.000 del Soplao (Cantabria), la Quebrantahuesos (Aragón) y todas esas”. A pesar de la dureza, tanto él como su hermano José Andrés siguen con la idea de “volver tantas veces como podamos, es una prueba que nos gusta mucho, no solamente por cómo se desarrolla a nivel deportivo sino a nivel humano. Estamos en mitad del desierto y el campamento lo componen tanto los participantes como miembros de la organización y cuando llegas de pedalear al campamento por la tarde no hay nada que hacer, no es como una prueba en una ciudad que puedes salir a pasear, allí hablas con los compañeros, intercambias experiencias, anécdotas y eso hace que el grupo humano esté muy unido”.
Su participación en ambas ediciones ha sido en la categoría Ambassador, que consiste en “promocionar cada uno su población, darle visibilidad a nivel deportivo, representar el nombre de tu pueblo en una prueba de estas características tiene mucho mérito. Al finalizar han mandado al Ayuntamiento el mismo fósil que nos dan a los que finalizamos la prueba, que es un monolito con el logotipo de la Titan Desert con una plaquita con el nombre de Campo de Criptana como participante y finalizador en la Titan Desert 2018, el Ayuntamiento de Criptana ya tiene dos de esas. El requisito es estar empadronado en el pueblo que vas a representar como mínimo un año y tienes que presentar un certificado para acreditarlo”. Además, en su caso ha habido cabida también para darle publicidad “a una asociación sin ánimo de lucro que hay en Campo de Criptana que se llama Instituto para el Desarrollo para la Investigación de Enfermedades poco Frecuentes, INDEPF, iniciaron una campaña porque se quiere hacer un centro para la atención a los afectados de este tipo de enfermedades”.
En lo que se refiere a la prueba en sí, se trata de cubrir seis etapas cuyo recorrido “cambia de un año para otro, pero siempre es en la misma zona. Hay tramos que coincide con otras ediciones pero básicamente cambia de un año para otro, los recorridos son totalmente distintos, transcurre en el desierto de Marruecos, la zona sur al límite con Argelia”.
La pareja de hermanos ha concluido la prueba en octava posición, aunque “nuestra filosofía no era tanto competir sino hacer amigos y pasarlo bien. Tuvimos una etapa que tuvimos que ayudar a Chema Del Olmo, un periodista de Onda Cero que había pinchado, nos paramos a ayudarle y ya hicimos prácticamente todas las etapas juntos”.
Se trata de una prueba de gran tirón y muy internacional, de hecho “los que ganaron eran de Colombia, en nuestra categoría el resto eran españoles, este año inscritos había 21 parejas en nuestra categoría, en cuanto uno de los dos participantes no llegue o haya una diferencia de más de dos minutos en un paso de control te sacan de esa categoría y entras en la individual”.
En cuanto a la preparación para este tipo de pruebas tan peculiares, Manuel aclaraba que “no se pueden entrenar porque no tenemos por aquí ese tipo de terreno, pero como cuando te tienes que preparar otra prueba, entrenar mucho. Nosotros este año hemos empezado en noviembre, hacer tiradas largas todas las que podemos porque todas las etapas de media son de más de 100 kilómetros seis días seguidos. Tienes que entrenar mucho fondo y, por supuesto, habituarte a estar tantas horas encima de la bici”.
Tanto él como su hermano tienen en mente otros nuevos retos y así “en septiembre vamos a hacer la Madrid-Lisboa de 770 kilómetros que es una prueba non-stop, sales el viernes a las doce desde Madrid y hay que llegar antes del domingo a las seis a Lisboa. Llevamos desde el 2013 que fue la primera edición y salvo en 2015 hemos participado en todas, ya tenemos experiencia en este tipo de pruebas”.
Participantes de Alcázar
En la localidad vecina de Alcázar de San Juan han sido dos parejas de valientes los que se lanzaban a la aventura y, como apuntaba un corredor, Fran Lorente, una de ellas incluso ha estado cerca de la victoria final, prueba de ello es que “Luis y Héctor ganaron dos etapas, en la general han quedado segundos y nosotros quintos en Ambassador”.
En su caso consideran la Titan Desert como “una prueba de resistencia que no requiere de mucha técnica, que tenga pasos complicados, bajadas, tiene algunas pero no es lo normal, este tipo de carreras que son maratones, se entrena la resistencia, la fuerza y el fondo, horas en la bicicleta”. Pero no les cabe duda a ninguno de ellos que en su conjunto es la más dura en la que han competido, sobre todo “las tres primeras etapas fueron muy duras y el resto de los días aunque las cifras no eran especialmente duras, hay un montón de factores externos que las endurecen. El terreno es desierto en su mayoría, zonas pedregosas, zonas sin caminos, campo a través, dunas, te tienes que bajar de la bici; el viento, el calor y la suma de los días que van mermando tus fuerzas, obviamente. Empiezas en la montaña subiendo un puerto de más de 2.000 metros, cerca de la nieve y acabas en el desierto”.
Y eso que para los alcazareños la participación en esta edición surge “de rebote, no fue que lo planeáramos los cuatro, fue a través de la Titan de La Mancha, una prueba que tenemos en Alcázar de San Juan, llegamos a un acuerdo con los de la Titan Desert. Por el nombre ‘Titan’ de la prueba estamos hermanados con ellos y surgió la idea de ir. A mí me convencieron, porque en diciembre no teníamos ni pensamiento de ir, pero surgió, contaron con nosotros y nos animamos”.
En lo que sí coinciden es que el sufrimiento compensa con todo lo positivo que reporta, siempre teniendo muy en cuenta que “no solo es lo que dura la carrera sino que necesitas meses de entrenamiento, no hemos tenido muchos meses en nuestro caso pero mucha gente empieza en septiembre del año anterior. Todos somos aficionados salvo veinte, hasta seiscientos somos aficionados y la gente va como un reto personal para demostrarse a sí mismo que el esfuerzo tiene una recompensa. Hay gente que va a la prueba con unas condiciones físicas mucho peores que las nuestras, pero sin embargo han demostrado a todo el mundo que no hay límites cuando queremos hacer algo. La experiencia es muy grata en ese aspecto, conseguir hacer una prueba de las más duras del mundo, hay muchos detalles que tienes que tener controlados que te pueden hacer retirarte”.
Para todos los participantes no deja de ser un privilegio poder evadirse durante unos días de los quehaceres diarios para poder estar inmersos en una de estas selectas pruebas que además supone realizar un importante esfuerzo económico. “Nosotros hemos pagado personalmente una parte y otra empresas colaboradoras y organismos, el Ayuntamiento de Alcázar de San Juan, la Diputación de Ciudad Real y el club Pulsaciones Bike de Alcázar de San Juan también han aportado una cantidad de dinero que ha hecho posible que hayamos podido ir las cuatro personas. Apuestan por un deporte minoritario, pero el nombre de Alcázar de San Juan y Ciudad Real ha sonado todos los días y el podio final sale en Teledeporte, han estado en el candelero, de alguna manera representamos a nuestro pueblo, a nuestra comarca y a nuestra prueba Titan de La Mancha y eso la verdad que ha tenido una contrapartida, pero hay que valorar muchísimo el esfuerzo que hacen”, reconocía Fran, que también incidía en cómo había crecido en su localidad, Alcázar de San Juan, de unos años a esta parte el ciclismo “sobre todo la bicicleta de montaña, que ha tenido un boom, la gente ha visto que es capaz de coger la bici, que les sienta bien, se divierten, conocen sitios, están más sanos y cada vez la gente queda más para salir. Hay mucha afición y las pruebas como Titan de La Mancha han ayudado mucho”.
A ellos de igual modo se les despierta la curiosidad de seguir explorando nuevos horizontes fuera de nuestras fronteras: “La verdad que sí, la bici puede llegar a ser un deporte extremo en cualquier parte, todo depende del ritmo que te impongas. La curiosidad por hacer pruebas en otros países está, pero es complicado económicamente, aunque aquí en España hay muchos sitios por descubrir. La bicicleta lo bueno que tiene es que es un ritmo que te permite hacer viajes con sensaciones diferentes en cuanto al coche o andando, ni tan rápido ni tan lento, y te permite conocer muchas zonas que no te imaginas”, concluyó.