El mundo evoluciona a pasos agigantados. Las nuevas tecnologías han dado un vuelco a las relaciones humanas. La sociedad se ha globalizado y al tiempo se ha hecho virtual. O de otra manera: las nuevas tecnologías nos ahorran una gran cantidad de tiempo y, por supuesto, de dinero. De eso los bancos saben mucho. De dinero y de tiempo. Y de nuevas tecnologías. De hecho ya se habla de que muy pronto desaparecerán los billetes y las compras y los pagos se harán (se hacen) desde el teléfono móvil que, por cierto, cada vez es menos teléfono y más ordenador personal.
Ante este panorama las empresas, incluso las pequeñas empresas, se han apuntado a un sistema de ventas que no es que sea el del futuro, es que es el del presente. Tanto las que venden como las que compran. Por ejemplo, una Pyme, con tres empleados, se encuentra con que una mañana necesita tres paquetes de folios, dos cajas de chinchetas, tinta para la impresora, dos archivadores, pegamento, una caja de lápices y, de paso unos manteles y servilletas de papel, con algunas bebidas o comida para celebrar un cumpleaños. Como mínimo media mañana para que una persona salga de la oficina, se desplace una hora en autobús, espere colas, cargue con paquetes y regrese, perdida una mañana entera, a la oficina habiéndose olvidado de comprar los archivadores.
Esto ya es inconcebible en nuestros días. Porque basta con entrar en Internet para seleccionar una papelería online especializada en venta de todos estos artículos (y muchos más del sector de la papelería, material escolar o de oficina, y relacionados con ellos) y, en cinco minutos hacer un pedido completo de todo lo necesario, ya que estas empresas cuentan con miles de artículos de las mejores marcas. Como además son excelentes profesionales en primer lugar garantizan la calidad del producto y su plazo de entrega, llegando incluso a devolver los gastos de transporte si este no llega a tiempo.
Otra de las ventajas es la rapidez con la que se entrega el material solicitado, entre 24 y 48 horas, lo que incluso conlleva que los gastos de transporte (que suelen ser mínimos y dependen muchas veces del peso) sean incluso más reducidos.
Pero además con tantas garantías en el pago como facilidades para hacerlo. Por ejemplo, la empresa papelería Distrimar cuenta con su propio sistema, Distrimar Go!, mediante el cual se paga después de recibir el pedido, lo que es poco habitual y garantiza que recibes exactamente lo que solicitaste. Y por supuesto las tarjetas de crédito, la transferencia bancaria o PayPal, otra de las grandes innovaciones de la venta por Internet.
Finalmente estas empresas facilitan la forma de que el comprador vaya sabiendo en tiempo real en que momento del proceso se encuentra su pedido, si se está preparando, si ya se ha enviado o si se entregó o donde está para pasar a recogerlo en caso de que la oficina estuviese cerrada cuando llegó el repartidor.
En definitiva. Basta con apretar una tecla para que todo el proceso se ponga en marcha sin levantarnos del puesto de trabajo.