Carmen Vallejo cuenta con una nutrida experiencia como profesora de sostenibilidad, igualdad de oportunidades y planes de igualdad en la Escuela de Organización Industrial (EOI), además de encabezar su propia explotación agrícola (viñedo y tierra de labor) en Villarrubia de los Ojos, donde es socia de la cooperativa El Progreso. Bióloga de formación, Vallejo lleva sólo nueve días al frente de la Comisión de Igualdad de Oportunidades de Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha, un encargo que ha acogido con ilusión para intentar ser un catalizador de las iniciativas que persiguen empoderar a las mujeres en el mundo cooperativo y rural.
J. Y. / Ciudad Real
PREGUNTA.- ¿Cuáles son los objetivos de la Comisión de Igualdad de Cooperativas Agroalimentarias?
RESPUESTA.- Nos hemos marcado un propósito firme de dar un paso más y ser una palanca de apoyo para la visibilización y la incorporación de mujeres en los centros de decisión como son los consejos rectores de las cooperativas. Seremos el complemento de otros programas e iniciativas de Cooperativas como el Proyecto Integra, con el fin de favorecer el empoderamiento de la mujer en el mundo rural. La comisión se ha planteado como un espacio de debate y un ecosistema de diálogo, que apueste por el talento y el liderazgo femenino y que sume experiencias.
P.- ¿Y por dónde van a empezar?
R.- Queremos ser un catalizador .y ver qué actuaciones están haciendo en los consejos rectores, y, sobre todo, queremos transmitir el el valor de la diversificación y el enriquecimiento con la participación de las mujeres en los consejos rectores. Haremos un diagnóstico sobre las necesidades formativas que hay, para ofrecer habilidades de forma muy activa a través de seis ejes de actuación como son acabar con los estereotipos de discriminación a las mujeres en el medio rural, fomentar la conciliación, la igualdad en el reparto de tareas, la diversificación de la actividad profesional y sobretodo mejorar las condiciones de vida y de trabajo en las zonas rurales.
P.- ¿Qué aportan las cooperativistas?
R.- Las cooperativas forman parte de la economía social, y es lógico contar con el talento de las mujeres. La Asociación de Mujeres de Cooperativas Agroalimentarias de España (Amcae), una organización pionera en el sector, y el proyecto Integra “Mujeres de las cooperativas y liderazgo empresarial” son muestra de la preocupación que hay en el órgano que reúne a la mayoría de cooperativas agroalimentarias de España.
P.- ¿Cómo se puede contribuir a la igualdad entre hombres y mujeres en el medio rural?
R.- Con sensibilización y formación. Hay que ser conscientes de que la igualdad de oportunidades es necesaria, y es necesario sacar lo mejor de este potencial, dentro y fuera de estas sociedades. Intentaremos poner en valor las habilidades directivas y capacidad profesionales de la mujer dentro de sus cooperativas con acciones formativas e informativas en la región dirigidas al empoderamiento, además de implementar buenas prácticas, y formación específica sobre el sector y el funcionamiento de las cooperativas.
P.- ¿Cuál es su hoja ruta?
R.- Ahora estamos en la época estival y las gestiones se ralentizan, aunque curiosamente el campo esté a pleno rendimiento. En septiembre retomaremos la actividad en diferentes núcleos de Castilla-La Mancha, para hacernos eco de las demandas y necesidades, y dentro de estas propuestas, desarrollaremos nuestros ejes. Nuestra intención es organizar talleres prácticos para reivindicar a la mujer como sujeto activo en el medio rural.
P.- ¿Cuáles son los datos de representación de mujeres en el mundo rural?
R.- La población femenina en el medio rural de Castilla-La Mancha supone el 48%, y cuenta con un 22,7% de socias en las cooperativas y sólo el 5,79% de directivas. Hay mucho camino por recorrer. Tenemos que ser capaces de transmitir y comunicar que cada avance de la mujer genera beneficios para la cooperativa. Es un camino complejo que creo que se allanará si trasmitimos que esa labor y el talento de la mujer tenemos es positivo para todos.
P.- Pero los datos sobre derechos de las mujeres rurales no son buenos, si tenemos en cuenta la cotitularidad compartida de las explotaciones, a la que se han acogido pocas familias?
R.- España se puso a la cabeza en 2011en el reconocimiento de los derechos de las agricultoras, con la Ley de Titularidad Compartida, pero desde entonces han sido sólo 187 mujeres las que se han acogido a ella, debido a la falta de información. El antecedente fue la ley de 2007 de Igualdad Efectiva entre Hombres y Mujeres y con su desarrollo en 2011 no ha habido mucha demanda por diferentes factores, pues intervienen varios ámbitos como Hacienda y la Seguridad Social y cambia los regímenes de las personas. De todas maneras, es otra manera de empoderar y de que las agricultoras tengan un futuro, es fundamental que sea cotitular en relación a la renta y autonomía para las mujeres.
P.- ¿La mujer tiene futuro en el campo, verdad?
R.- Por supuesto. En 2016 y en pleno siglo XXI, las mujeres rurales pueden vivir y trabajar en sus pueblos. Con la mecanización no se necesita tanta fuerza física, y se trata de gestionar y explotar, y eso no es cosa de género, sino de capacidad, independientemente de si se es hombre o mujer. El talento no se reparte por géneros sino de forma imparcial, cualquier mujer que se lo proponga puede encabezar una explotación agraria o formar parte de una cooperativa. Es clave para asentar la población, evitar la masculinización y el envejecimiento, además de para impulsar la diversificación económica del territorio.
P.- ¿Y cuáles son los principales obstáculos a los que se enfrenta?
R.- Primero hay que eliminar los estereotipos de género, y no es óbice que se la vea como la cuidadora y la que lleva las tareas administrativas. En segundo lugar, la mujer ha de tener confianza y autoestima en sí misma. Por eso y por mi propia experiencia, animo a las mujeres a que asuman el reto de dirigir su explotación porque tenemos mucho que aportar.