“Inconformista, idealista, pasional, violento, mujeriego, ardoroso guerrero, batallador irascible, justiciero y en algunos casos ciertamente cruel” fue Pedro I de Castilla, cuya figura sigue generando una especial atracción en el siglo XXI. “Parece mentira que con 33 años que vivió, de los que 19 fueron de reinado, haya dado tanto que hablar”, inspirando no sólo a grandes autores españoles como Zorrilla o el propio Lope de Vega que escribió varias obras de teatro sobre él, sino también en otras literaturas europeas, comentó Emilio Pacheco, autor del libro ‘Yo, el cruel’ sobre un “personaje prodigioso y totalmente épico”.
Editado por Serendipia, ‘Yo, el cruel’ es una biografía novelada de “este singular rey”, cuya vida fue en sí misma “una gran novela, un puro drama lleno de fuerza y pasión, un azaroso vaivén de luchas sin desmayo para conservar su corona y reino” por parte de un monarca que “vivió un agitado y corto espacio temporal pero le dio mucho de sí”, acabando “su tragedia en Montiel donde se produjo el canto del cisne de su azaroso reinado”, expuso Pacheco este jueves en el antiguo Convento de la Merced donde presentó el libro en un acto organizado por los Amigos del Museo de Ciudad Real.
“Manteniendo los cánones históricos de los cronistas de la época, Pedro López de Ayala y Jean Froissart”, Pacheco incorpora en la novela algunos personajes ficticios que favorecen el ritmo de la trama y también confesiones del propio Pedro I en un diario íntimo, canalizando los acontecimientos a través de lo que va relatando un escribano real, Nuño de Montiel, explicó el autor, que aseguró que en la novela “quedan bien a las claras” los motivos de los calificativos que le asignaron “tanto de cruel como de justiciero”.
En esta obra, “queda todo reflejado de la forma novelada que quería Jean Froissart que decía que las crónicas si no eran noveladas no tenían veracidad histórica porque había que profundizar en elementos más domésticos: no sólo decir ha ocurrido tal cosa, sino cómo ha ocurrido, quién estaba allí, cuál era el lugar y hasta el personaje más ínfimo tenía que aparecer”, explicó Pacheco.
“Muy querido por el pueblo”, al que ayudó con los impuestos, a la vez fue “muy odiado y temido por la nobleza”, describió Pacheco, que estimó que su caída en Montiel fue, en realidad, “una muerte anunciada” ya que no pararon de andar, año tras año, tras de él sus hermanastros y buena parte de la nobleza.
Cronista oficial e hijo predilecto de Montiel, Pacheco hizo un recorrido por las principales ciudades en la vida de Pedro I de Castilla como Burgos, donde nació, Zamora, Valladolid, Ciudad Rodrigo, Bayona, Carmona y Sevilla, habló de las relaciones con las mujeres con las que tuvo hasta once hijos y le describió como una persona con “fuerza arrolladora e imagen poderosa”, una leve cojera al andar y un gran jinete, además de ser enérgico e impulsivo, al tiempo que recordó el lema que aparecía en sus monedas de ‘El Señor es mi ayuda y despreciaré a mis enemigos’.
Acompañaron a Pacheco en la puesta de largo del libro los arqueólogos David Gallego y Honorio Álvarez que animaron a sumergirse en una novela que “engancha” sobre un período histórico “de los más apasionantes de la historia medieval española”. Gallego aseguró que “se disfruta mucho del siglo XIV con este libro” sobre un rey, a su juicio, ni cruel ni justiciero, “sino de su época”, al que cuando “comienza a reinar le traicionan casi todas las personas de su confianza”, y Álvarez calificó de “magnífica” esta novela sobre un personaje con un “tremendo” impacto en la literatura que sigue generando interés hoy en día.