Un vecino de Puertollano de 32 años, al que la policía requisó una navajilla de 8 centímetros de hoja el año pasado, acaba de demostrar que no todo vale para garantizar la seguridad ciudadana.
El afectado ha conseguido, pleito de por medio, que el juzgado número 2 de lo Contencioso Administrativo de Ciudad Real anule el cacheo “arbitrario”, dice, al que fue sometido por dos agentes de la Policía Nacional en marzo de 2017 en un patio vecinal de la calle Joan Miró de esa ciudad.
La sentencia, a la que ha tenido acceso Lanzadigital.com, condena además a la Subdelegación del Gobierno a pagar 200 euros por las costas judiciales, y anula el expediente administrativo por el que fue sancionado con 601 euros (que pagó). También deberá recuperar la navaja que le decomisaron., puesto que según el fallo judicial “la actuación administrativa carecía de cobertura legal”.
Un abuso policial y de la administración
La sentencia ya es firme pero al afectado no le han devuelto ni la navaja ni la multa, “esperamos que lo hagan esta semana”, explica el padre, que instó a su hijo a denunciar. “Fue un claro abuso policial y no hemos parado hasta demostrarlo”, señala el progenitor, que quiere que la ciudadanía sepa “que un agente de la ley no te puede cachear cuando le venga en gana”.
En el patio de vecinos de la calle Joan Miró
El 5 de marzo de 2017, sobre las cuatro y media de la tarde, el denunciante estaba en el patio vecinal de varios bloques de viviendas de la calle Joan Miró de Puertollano (un espacio privado, según reconoce la sentencia) esperando a un amigo. En ese momento dos agentes de la Policía Nacional se acercaron a él y procedieron a su identificación y cacheo. El joven, de iniciales J.L.R.R., llevaba una pequeña navaja en el bolsillo para labores agrícolas, que los agentes le requisaron “sin que entregarle un acta de denuncia ni nada, la redactaron luego en la comisaría”, explica el padre.
Expediente por infracción grave
A los pocos días el afectado recibió en su casa una notificación de la Subdelegación del Gobierno de Ciudad Real informándole de que se le había abierto un expediente administrativo por “una infracción grave” al artículo 36 de la Ley de Seguridad Ciudadana. El cabreo familiar fue mayúsculo “una navajilla no es un arma prohibida”, insiste el padre, y así lo reconoce el tribunal en el fallo, de finales de octubre de este año.
Los policías explicaron en el juicio que frecuentan la calle Joan Miró por ser un conocido lugar de trapicheo de drogas en Puertollano, pero admitieron que el cacheo a este joven lo hicieron al azar.
La sentencia dice textualmente que “no existe la responsabilidad colectiva o la culpabilidad presunta por acudir a un lugar que se pueda calificar de problemático”, también entiende el juez que este tipo de actuaciones “exigen que se cumplan los requisitos de proporcionalidad”.