Los dos frutos secos por excelencia del campo ciudarrealeño y castellano-manchego tendrán una campaña muy diferenciada: la almendra con grandes pérdidas, la mayoría incluso sin producción, y el pistacho con volúmenes estimados por encima del 50%.
Varios portavoces del sector han lamentado la grave situación de la cosecha en la mayoría de las fincas de almendros –sobre todo en el Campo de Montiel-, con árboles totalmente lastrados y disminuciones de hasta “el 100%”, debido, principalmente, a las severas heladas registradas entre el 1 y el 4 de abril.
Así lo confirma Juan Miguel Requena, un productor de Villanueva de la Fuente, que lamenta el ‘vaciado’ “al 100% de la producción en la zona. “No hay almendra en toda la comarca”, advierte, o tan solo “algo residual” de la comuna –variedad de floración más temprana- en términos como el Torre de Juan Abad, menos afectado por la anomalía climática.
El escenario es tan pavoroso que “no vale la pena coger” las de ciclo tardío, pulverizadas por las bajas temperaturas de hasta 8 grados bajo cero en la zona, a pesar de “que hubo quien utilizó productos antiheladas que no funcionaron porque los valores bajaron demasiado”.
Mejor le hubiera venido al cultivo, agrega el titular agrícola, de no haber sido arrasado, la nevada del 9 de abril, como fuente de humedad.
La Mesa Regional de Frutos Secos en Castilla-La Mancha ya vaticinó hace varios meses importantes reducciones en este cultivo, que cuenta con 116.509 hectáreas en producción, 99.683 de secano y 16.826 de regadío, hasta las 4.132 toneladas en la región, es decir, un 65% menos de almendra sobre la temporada anterior, cuando se alcanzaron las 12.020 toneladas.
También apuntaron a falta de cuajado y problemas fúngicos por las lluvias que cayeron en primavera.
Igual de alarmante, según este joven productor, será la campaña de aceituna, cuyos árboles fueron igualmente afectados por las heladas, sumadas a la sequía y las altas temperaturas.
“Será también un año malísimo”, sostiene, en su caso con más de la mitad -17 ha- de las 30 hectáreas que tiene de olivar sin producción, y tan solo recolectará “alguna aceituna en otra parcela para aceite de la familia”.
Será “un palo tremendo”, y también influirá a la baja en las campañas oleícolas de los próximos “dos o tres años”.
Y de más a más, Requena se queja de los resultados de la campaña en cereales, que cierra el trío de los tres cultivos históricos en la comarca, también con grandes pérdidas de producción, por los hielos y la ola de calor de mayo que lastró “el granado” de los herbáceos.
Recolección mínima
Justo Fernández, agricultor de Miguelturra, también habla de una recolección mínima de almendra en sus fincas. Señala que “llevaré un paraguas (una máquina de recogida) a una parcela que no tiene nada” para evitar daños de “los rebuscadores”.
Mejor escenario vive el pistacho, que Fernández también cultiva, a pesar de que las lluvias de primavera perjudicaron a la polinización porque “se lavó parte del pólen”, que ha provocado que el fruto “sea de calidad pero muy gordo”.
Estima que empezará la recogida sobre el 4 de septiembre, tanto en su campo, como en otros ajenos, por lo que extenderá su campaña hasta los veinte días.
Respecto a los precios, el productor celebra que “estén subiendo” y confía en que “se mantengan” porque “hasta finales del año que viene no tendremos la liquidación”.
El pistacho, en expansión productiva
El pistacho es un cultivo en expansión productiva en España, impulsado por el incremento de la demanda de este fruto seco a escala internacional, según un estudio del Ministerio de Agricultura.
Castilla-La Mancha es la principal beneficiada, al copar más del 80% -unas 53.000 hectáreas- de las 60.000 ha que hay plantadas en España. Del total, unas 4.500 ha se encontraban en producción en 2021, más de 3.700 en secano y más de 700 en regadío.
De cara a la recolección, el leñoso también vive un buen momento, con un importante crecimiento de producción estimado de entre el 50% y el 80% a nivel nacional, según la directora general del Grupo IberoPistacho, Claudia Calzada.
La única pega es que el incremento de plantaciones año a año hará que la producción se recoja de “forma más atomizada”, tras la entrada en producción de nuevas explotaciones.
La previsión, apunta, es que se delante la recogida en el sur de España, a primeros de septiembre, y que “se dupliquen los kilos del año pasado”. El balance superará las primeras cifras calculadas en primavera, sobre todo por las lluvias de abril, que hacían temer el crecimiento de hongos. Pero llegó la ola de calor de mayo y el “mejor fungicida es el sol”.
Ahoa, las estimaciones de producción se mueven entre el 50% y el 80% al alza, según la empresaria.
Sobre el grupo, también las expectativas de crecimiento de actividad son muchas, tras el cambio de modelo a sociedad limitada para poder abarcar más volumen de procesado y comercialización, además de “dar entrada a los productores”.
La ampliación societaria y la innovación en los sistemas de producción ha hecho a la marca manzanareña recibir el máximo galardón de los Premios Pyme del Año, concedidos por la Cámara de Comercio de España y el Banco Santander.
Los resultados son óptimos, explica Calzada, con “decenas” de socios a nivel nacional y “varios cientos de hectáreas” de pistacheros vinculadas a la industria. El objetivo es reunir 16.000 hectáreas, e instalar seis procesadoras por toda España en un plazo de 12 años.
Otra línea a explotar, señala Calzada, es “ofrecer la compra de producto a terceros que no sean socios”, ante la capacidad ociosa que habilitarán para el tratamiento del pistacho, en una de las plantas más punteras de Europa, con una capacidad para seis millones de kilos en 2024 (este año tratarán tres millones).
