Son las primeras pinturas rupestres descubiertas en el mundo, hablamos de las pinturas de Peña Escrita y la Batanera, que gracias al párroco de Montoro, Fernando López de Cárdenas, cuando buscaba minerales para la Corona en estas montañas; corría el año 1783 cuando fueron conocidas en el mundo. El Centro de Interpretación del Arte Rupestre que se ha abierto en la localidad de Fuencaliente es una ventana a ese rico patrimonio histórico artístico que posee esta localidad al sur de la provincia de Ciudad Real; un atractivo vinculado a la naturaleza y a las “montañas del metal” que rodean a los diferentes enclaves de estas pinturas rupestres. No hay que olvidar que tanto Peña Escrita como La Batanera fueron declaradas Patrimonio Histórico-Artístico en el año el 25 de abril de 1924.
Este Centro de Interpretación debería ser el paso previo a la visita, in situ, de estas pinturas rupestres para poder entender posteriormente lo que el ojo humano ve en la actualidad, “pasar por aquí, tomar conciencia de lo que se va a ver y empaparse un poco de eso y ver también su conexión con la minería romana”, explicaba José Luis Sobrino, director del proyecto que ha convertido en centro de interpretación múltiples estudios e investigaciones al respecto.
Unas pinturas rupestres que se extienden en un complejo territorio de montañas donde se ubican varios abrigos de gran importancia, concretamente Peña Escrita se ubica en la Sierra de Hornilleros, a 829 metros de altitud.
Unas pinturas que han pervivido durante miles de años y que expresan lo inexpresable, las pinturas de esta zona de Fuencaliente son esquemáticas, el paso previo a la escritura tal y como hoy la conocemos o a los números que diariamente manejamos. Algunos investigadores interpretan que las figuras que se ven en estos abrigos de Sierra Madrona en Fuencaliente parecen mostrar una mujer parturienta o incluso un ciervo, en todo caso figuras humanas, soles o animales, alrededor de un centenar de figuras pueblan Peña Escrita. Además, cuentan con un buen grado de conservación, si bien las nuevas tecnologías desvelan que había más pinturas que hoy ya no podemos ver, desaparecidas con el inexorable paso del tiempo.
El contenido de este Centro de Interpretación del Arte Rupestre –situado en el centro de Fuencaliente- parte de los conceptos más didácticos a través de los paneles al mismo tiempo que la atracción visual de las imágenes, con un lenguaje asequible para todos los visitantes y muy gráfico. Un gran y atractivo mapa en el que el visitante puede entender “lo que es Fuencaliente, una gran complejidad que hizo que este territorio durante miles de años fuera lo que ha sido”, aquí se nos muestra el inicio de esta población.
Javier Álvarez, miembro del equipo que ha hecho realidad el proyecto, explicaba que este Centro de Interpretación sigue un hilo conductor muy claro y es la conexión entre las pinturas rupestres y la minería romana, “solo se podía hacer a través del paisaje, por eso apostamos fuertemente por un mapa interpretativo llamado las montañas del metal porque consideramos que los recursos mineros si no son la clave fundamental, sí son algo que tienen en común las sociedades del Calcolítico de la Edad del Bronce con respecto a la explotación que harán los romanos del territorio”.
Las investigaciones de las pinturas rupestres ponen también en valor que estas fueran las primeras que se descubrieran en el mundo, si bien las interpretaciones sobre estas pinturas han sido varias y diversas a lo largo de la historia, “sí sabemos que es un tipo de código simbólico que todas las sociedades entendían perfectamente, no están interconectados visualmente pero la parte de los códigos que representan eran parte de un patrimonio común que eran conocidos por las sociedades del momento”, explicaba Álvarez, quien además destacaba que siempre se ha ido buscando las vetas mineras del cobre y por ende, en esta zona se localizan estas pinturas, también otros yacimientos arqueológicos como el de Valderrepisa o el propio Sisapo. Sin obviar, dada la zona en la que se localizan, los recursos agrícolas, ganaderos y cinegéticos; tres recursos que siguen dándose en la actualidad en la zona de Fuencaliente y que han sido y siguen siendo su seña de identidad.
Las pinturas rupestres de Peña Escrita son singulares por su rango de visibilidad, desde ellas se abarca un territorio muy extenso de la provincia de Córdoba, “en su tiempo Peña Escrita fue algo singular, no fue desdeñada por las sociedades del entorno”, manifestaban los creadores de este proyecto. Otros abrigos, como el que alberga las pinturas de La Batanera, están en unos saltos de agua que producen unos sonidos que revocan con la piedra, sitios donde el visitante puede recibir sensaciones mucho más allá de lo físico, dos lugares muy importantes y muy singulares una por su amplia visibilidad y otra por el sonido que las acompaña. Junto al río Cereceda y acompañada de la Chorrera de los Batanes estas pinturas son otra de las piezas claves de este arte en las inmediaciones de la localidad de Fuencaliente, si bien aquí las representaciones son diferentes, con líneas ondulantes en forma de serpiente y círculos.
Realizadas, más que probablemente, con tintas planas de tonos rojos a base de arcilla, de la que se obtenía el óxido de hierro, a la que se le añadían aglutinantes proteicos como grasa, tuétano, huevo, leche o sangre. Ingredientes que siguen presentes en las rocas de Fuencaliente presenciando el paso del tiempo desde las alturas.
Manuel Molina ahonda en este proyecto que ha querido reflejar fidedignamente la topografía donde se asentaban estas poblaciones que permite ver, de manera real, el desnivel y la altura del terreno donde se localizan estos abrigos rupestres y cómo estaban rodeados de ese recurso mineral que es tan importante para las sociedades del Calcolítico y de toda la Edad del Metal, pero también y posteriormente así se produce, para las sociedades romanas que también se asentaron cerca de estos territorios, en la conocida Sisapo, ubicada en la próxima aldea de La Bienvenida, ubicaba en el Valle de Alcudia.
Son los inicios de Fuencaliente; estos abrigos rupestres que hoy esta localidad pone en valor a través de este Centro de Interpretación del Arte Rupestre y que su propio alcalde afirma que intenta ser un potencial turístico que fomente el mismo en una de las localidades más al sur de la provincia de Ciudad Real y vinculada, históricamente, con el sector cinegético y el sector de la naturaleza más pura con grandes paisajes naturales dignos de admirar.
Francisco Ramírez, primer edil de Fuencaliente, matizaba que estas pinturas son muy visitadas y en este centro pueden comenzar su ruta las personas que se quieran adentrar en este mundo arqueológico y cultural, adelantándose a entender lo que se muestran en las rocas. En estos primeros meses del año han sido alrededor de doscientas personas las que han visitado este Centro de Interpretación del Arte Rupestre provenientes de nuestra región pero también de las vecinas Andalucía y Extremadura. Ramírez espera que estas cifras vayan mejorando con la llegada de la primavera que propicia estas visitas por estos parajes naturales.
Para poner en marcha este centro se han invertido 24.000 euros, de los cuales el 89% han sido financiados con fondos europeos, si bien considera que la conservación de estas pinturas y la financiación para hacerlo posible debería ser cada mayor para poder contar con unos abrigos rupestres en plena naturaleza que tienen un alto valor arqueológico e histórico.
Un patrimonio arqueológico de alto valor, pero también de una gran fragilidad que se han perpetuado durante miles de años y que hoy en día se siguen poniendo en valor para que todos los visitantes puedan admirar unos abrigos rupestres inmersos en plena naturaleza montañosa, en la roca cuarcita que corona las sierras de Sierra Madrona. Habrá que seguir conservándolas con el mayor mimo posible porque de ello depende que sigan plasmadas en esas rocas durante otros miles de años más.