El Covid-19 ha sembrado graves consecuencias en todo el mundo. También en Tierra Santa que ha padecido, a lo largo del último año, como en tantos y tantos países, una enorme crisis producida por la pandemia. Meses después, cuando ya el tema del Coronavirus estaba casi superado, entre otras cosas porque más del 60% de la población de Israel está vacunada, cuando ya se veía a la gente sin mascarilla y se comenzaba a funcionar casi con normalidad, incluso se hablaba ya de la llegada de los primeros grupos de peregrinos a Jerusalén, comenzaron los disturbios.
Inmersos en el Ramadán
José Antonio Ruíz lo ha vivido en primera persona. “Estaban celebrando el Ramadán y las autoridades israelíes pusieron normas restrictivas a los musulmanes para poder acceder a las mezquitas. Ellos lo entendieron como una provocación y comenzó una nueva escalada de violencia, con disturbios, con revueltas y mucha violencia en las calles”.
Explica que la situación, poco a poco, se fue agravando. “También hubo un problema en un barrio de Jerusalén este, en el que los judíos estaban desalojando a palestinos de sus casas y ocupándolas, lo que generó mucha violencia”.
Este joven sacerdote español explica que han vivido semanas de mucha preocupación hasta que el pasado 10 de mayo Hamás mandó misiles a Jerusalén y alrededores y, al día siguiente, para Tel Aviv, lo que motivó que Israel se fuera hasta la franja de Gaza para bombardear.
Aún quedan episodios de violencia
“Desde el alto el fuego estamos mejor, creo que hay más tranquilidad, todavía hay episodios de violencia que, yo creo, es por racismo de un grupo hacia otro, de palestinos hacia judíos y al revés, de xenofobia. Dicen que todos estos linchamientos y esta violencia entre árabes y judíos ha sido algo muy novedoso en este conflicto, estos linchamientos, esta violencia entre judíos y palestinos”, explica.
El sacerdote ciudarrealeño explica que ha sido, sobre todo, en Gaza donde ha fallecido mucha gente por los bombardeos. “En Jerusalén hemos vivido muchas situaciones de violencia, de linchamientos, de revueltas, con algunos muertos y muchos heridos, una situación de mucha tensión”.
Explica que la solución a este conflicto es muy difícil y añade que es “muy triste” comprobar como cada cierto tiempo “ya toca”, recordando que desde 2014 no se había producido ninguno. “Es una tensión fortísima entre los dos grupos que, cuando pasa un determinado tiempo, estalla el conflicto”, añade.
“Y como siempre, los que más sufren son los más inocentes. Hemos visto imágenes de niños sufriendo, de gente pobre en la calle, y de tantos muertos y heridos. Es muy triste ver la tierra de Jesús, que tendría que ser un ejemplo de paz, tan herida por el conflicto”.
Sin daños en los lugares santos
En los lugares santos no ha ocurrido nada, ni en Jerusalén ni en Tierra Santa. “El objetivo del conflicto no somos nosotros, no somos los sacerdotes ni las religiosas, ni los católicos en general, pero siempre estamos en medio y eso siempre tiene su peligro”.
Noches de mucha tensión
Juan Antonio Ruiz Rodrigo cuenta que han vivido noches de escuchar muchos ruidos de explosivos, de tiroteos, que creaban mucha tensión. Él reside en la Casa de Santiago, que está ubicada en un barrio árabe, en otra parte de la Jerusalén este, y, actualmente, se encuentra solo, acompañado únicamente por el personal de la casa, porque Israel lleva semanas sin permitir la entrada de investigadores, “solo me lo ha permitido a mí por tener visado de residente”, añade.
“La Conferencia Episcopal Española quiere que esté aquí para que haya una presencia de la Iglesia española. En el Instituto Español Bíblico y Arqueológico de Jerusalén siempre la ha habido, de manera ininterrumpida, desde el año 1955. Y ahora mismo estoy confiando y a la espera de que Israel permita la entrada de los investigadores y todo vuelva a la normalidad”, indica mostrándose muy tranquilo.
Su misión es dirigir este centro de investigación bíblica y arqueológica, recibir a los investigadores, principalmente a españoles que llegan de distintas universidades españolas y también de Roma, para llevar a cabo proyectos de investigación muy diversos, desde tesis doctorales hasta artículos científicos que se desplazan hasta Jerusalén, sobre todo, para consultar los centros especializados que existen, como la Universidad Hebrea, la Escuela Francesa Bíblica y Arqueológica de los Dominicos, que tiene mucho prestigio, o la Facultad de Biblia de los Franciscanos conocida como “La Flagelación”.
La gente tiene miedo
Explica que la gente tiene mucho miedo y que el miedo paraliza mucho. “Es normal que tengan miedo a viajar hasta Jerusalén y, me temo, que aún habrá que esperar algún tiempo, también por el tema de la pandemia del Covid-19”. En este sentido apunta que el Estado israelí se está planteando la entrada de turistas, y peregrinos, que viajen en grupo y con una vacuna reconocida por EEUU y Europa pero aún no ha promulgado la resolución.
“Es una pena que un país como Israel, que ha gestionado tan bien la pandemia, y que ha vacunado muy rápido a su población, se encuentre inmerso ahora en un nuevo conflicto que lo ha complicado todo”, lamenta.
Trabajar por la paz
Por último, desde Jerusalén, este joven sacerdote de Bolaños de Calatrava invita a todos a que nadie se canse de trabajar por la paz allí donde cada cual se encuentre. “Los que somos creyentes, que no dejemos de rezar, que oremos por la Tierra Santa, que la oración es muy importante; mi experiencia, en este tiempo, es la de verme muy arropado por la oración de tanta gente. Y para los que no son creyentes, como dice el Papa Francisco, ‘que nos manden buena onda’, -sonríe-, que trabajemos por la paz en las pequeñas cosas, en la familia, en nuestras casas, que vale la pena”.
Biografía
Juan Antonio Ruiz Rodrigo nació en Bolaños de Calatrava (Ciudad Real) el 29 de junio de 1983. Ingresó en el Seminario diocesano de Ciudad Real, donde obtuvo el bachiller en ciencias eclesiásticas. Fue ordenado sacerdote el 6 de septiembre de 2008. Después de tres años de actividad pastoral en su Diócesis como vicario parroquial en Campo de Criptana, profesor de religión católica en el Instituto público, y párroco en la Alameda de Cervera, fue enviado a Roma en septiembre de 2011 para realizar la licenciatura de Sagrada Escritura en el Pontificio Instituto Bíblico. Obtuvo el título de licenciado en 2014 con la Tesis de licencia: “El salmo 118 sobre el trasfondo del Canto del Mar de Éxodo 15. Un análisis sincrónico de intertextualidad”.
Desde el 2015 al 2016 realizó el año de preparación al doctorado (Lectio Coram) en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, superando esta prueba con la defensa pública de un estudio intertextual sobre Is 12,3. En noviembre de 2018 defendió públicamente la Tesis doctoral en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma con la disertación “Desde la atalaya hermenéutica de Isaías. La función retórica y estilística de Is 12 dentro del libro de Isaías”. En los dos últimos años ha sido profesor de Sagrada Escritura en el Seminario diocesano de Ciudad Real y en la Universidad Eclesiástica de S. Dámaso, así como autor de algunos artículos y conferencias. El pasado 20 de diciembre se alzó con el XL Premio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística. Actualmente es el director del IEBA (“Casa de Santiago”) en Jerusalén.