El tiempo ha hecho justicia en la vuelta de ‘la Borriquilla’ a las calles de Ciudad Real, que han recuperado después de dos años el bullicio de las marchas procesionales, el olor a incienso y el esfuerzo de los costaleros bajo los pasos.
Las palmas y las ramas de olivo tan características de la procesión matutina del Domingo de Ramos, que abre el corazón de la Semana Santa ciudarrealeña, reconocida Fiesta de Interés Turístico Nacional, han brillado bajo un sol radiante.
Las familias y los niños, pues son muchos los que cada año participan en esta procesión, se han agolpado a las 12 del mediodía en el Colegio Salesiano Hermano Gárate para ver la salida de la Hermandad de las Palmas, que ha movido a cerca de 200 personas.
Pronto el murmullo se ha extendido por todo el centro, por la plaza del Pilar, la plaza Mayor y los Jardines del Prado de Ciudad Real, donde los devotos se alineaban en las calles o contemplaban el espectáculo desde los bares, que pueden cerrar una buena campaña de mantenerse los 20 grados.
La Banda de Cornetas y Tambores Solera Musical de Ciudad Real ha abierto la marcha con el paso del Niño Jesús Pasionista, del siglo XVII, sobre un trono en madera de cedro muy ornamentado obra de los talleres de Alberto Fernández Romero de Villarrubia de los Ojos.
El Misterio, que representa la entrada de Jesús en Jerusalén a lomos de la borriquilla, ha atraído todas las miradas. Treinta y cinco costaleros han bailado bajo la talla de José Rabasa sobre una canastilla de madera de cedro real, aún sin tallar. Lo han hecho al paso de la Banda Nuestro Padre Jesús Redentor de Moral de Calatrava.
Reencontrarse con las tradiciones después de dos años de pandemia
“El pueblo necesitaba reencontrarse con sus tradiciones y con su devoción”. Así ha expresado Alfonso Doblado, contraguía en el paso de ‘la Borriquilla’, la vuelta de la Semana Santa callejera tras la pandemia.
Para los hermanos ha supuesto “mucho trabajo, esfuerzo y sacrificio” en los últimos meses, pero en este día ha dominado “el sentimiento, la emoción”, para ellos significa “sacar la devoción y el mensaje de Cristo a la calle”.
La Hermandad de las Palmas fue la última que procesionó antes de la pandemia, en un desfile extraordinario en octubre de 2019, y tenían muchas ganas. Para Alfonso Doblado, ahora es tiempo de “mirar a los ojos a la imagen, rezar y acordarse de los que ya no están, los se han ido en estos dos duros años y recuperar la normalidad”.
Tramo sin ruido por las personas con Trastorno del Espectro Autista
Entre las novedades, La Hermandad de las Palmas ha estrenado un estandarte de Jesús a su entrada a Jerusalén, también obra de artesanos de la tierra, de los talleres Perales de Torralba de Calatrava, y el paso del Misterio unas parihuelas de madera, aparte de carpintería de madera de la canastilla del trono del Niño Jesús.
Asimismo, con ánimo inclusivo, la procesión del Domingo de Ramos ha incorporado en la procesión “un tramo azul sin ruido” como guiño a las personas con Trastorno del Espectro Autista.
En la procesión ha estado la alcaldesa de Ciudad Real, Eva María Masías, y el portavoz del Grupo Municipal Popular en el Ayuntamiento, Francisco Cañizares.
