Plaza de toros de La Solana (Ciudad Real). Final del III certamen Villa de La Solana. Novillada con picadores. Media entrada.
Se lidiaron seis novillos de Ignacio Frías, bien presentados. Nobles y muy descastados. Bueno el sexto, numero 69, de nombre Delantero, que fue premiado con la vuelta al ruedo.
Carla Otero (de corinto y oro): pinchazo, casi entera atravesada y descabello (oreja); media arriba tendida y descabello (oreja).
Víctor Cerrato (de valdepeñas y azabache): tres pinchazos y entera trasera (ovación); pinchazo y casi entera (oreja).
Miguel Serrano (de blanco y plata): estocada casi entera (oreja); casi entera tendida (dos orejas y rabo).
Daniel Palencia saludó tras banderillear al cuarto. Otero y Serrano salieron a hombros.
Miguel Serrano fue elegido ganador del III certamen Villa de La Solana.
El primero tuvo tanta nobleza como sosería. Mucha. Y Carla Otero lo pasó con firmeza aunque sin lograr momentos destacados. El cuarto se movió algo más pero sin humillar, y Otero volvió a clavar las zapatillas, en un trasteo que resultó inconexo.
El segundo sangró más por la acción de las banderillas que por la de la puya, aunque ello no posibilitó que el de Ignacio Frías tirara para adelante, por lo que Víctor Cerrato nada pudo hacer en el último tercio, y no mucho más durante los dos primeros. Quizás por ello en el quinto, que arrollaba por el derecho y no quería por el izquierdo, porfió hasta llevarse una voltereta metiéndose, literalmente, entre los pitones. Al de Frías no le quedó otra que cogerlo, repitiendo percance al entrar a matar, quedando mareado pero siendo capaz de tumbarlo a la segunda. Paseó una oreja arrancada, tras lo cual pasó a la enfermería, donde se le examinó sin observar aparentes consecuencias graves.
La oreja paseada por Miguel Serrano en el tercero fue en pago por la estocada casi entera con la que tumbó a un novillo bronco y renuente. El lucimiento estético fue, simplemente, imposible.
El sexto resultó el tuerto en el país de los ciegos. Quiso desplazarse más y mejor en los dos primeros tercios, el segundo de los cuales protagonizó el propio Miguel Serrano con más vistosidad que ajuste. El de Ignacio Frías embistió, y Miguel Serrano anduvo en novillero, siempre queriendo a pesar de las lagunas técnicas evidentes. Mató a la primera y la postre se alzó como ganador del certamen.