El ámbito profesional de la peluquería ha vuelto este lunes a la actividad con muchas medidas preventivas y cierta incertidumbre y es un paso más para ir flexibilizando el estado de alarma. Las organizaciones de autónomos calculan en un 50% la reapertura de estos salones a nivel nacional, y estiman que podrían aumentar hasta el 70% a lo largo de la semana. Son previsiones que se ajustan a la realidad del sector en Ciudad Real, muy solicitado por la ciudadanía, a tenor de la información recabada por este diario.
En la capital, las peluquerías han abordado el primer día de la fase cero de la desescalada con “ganas” y exigentes medidas de seguridad.
Con menos olor a lacas y más a lejías y alcoholes, han abierto con menos tocadores, toallas desechables y la atención de un trabajador por cliente para atender las largas listas de espera. Sus titulares muestran conocimiento de los protocolos, a pesar de que el BOE con las medidas a seguir se publicó a primera hora de la tarde de este domingo, y haya quien no ha podido levantar sus persianas por falta de tiempo para adaptarse a las nuevas condiciones.
Convertido en uno de los protagonistas del confinamiento, el sector, además, ha reclamado la bajada del IVA del 21% al 10% para reactivar su actividad, según ha recogido la Alianza por la bajada del IVA. y se ha extendido en una petición masiva online.
“Echaba de menos trabajar”
David Gutiérrez, de Gutiérrez Peluquería de Caballeros, lo tenía claro desde hace semanas. El primer día permitido, en este caso este 4 de mayo, iba a abrir la barbería que regenta desde hace 12 años en la calle Lanza de Ciudad Real. “Echaba de menos trabajar porque hace falta mover al consumo”, señala mientras atiende a José Luis, uno de sus primeros clientes necesitado de sus servicios.
Gutiérrez cumple los protocolos a rajatabla, con la desinfección de pies y manos nada más entrar para los mayores, jóvenes o niños que requieren el servicio de Gutiérrez. Ellos tienen que llevar mascarillas y guantes (lo recomienda) para proteger al peluquero, que entre atención y atención desinfecta sus instrumentos de trabajo, como peinas, tijeras, navajas, lava cabezas o tocadores.
Este autónomo que trabaja solo (no tiene empleados) con cita previa, como es preceptivo. Tiene una lista llena hasta el miércoles y con el teléfono sonando sin parar en las primeras horas de la mañana.
Gutiérrez confía en la llegada de la normalidad antes que tarde, sobre todo en un sector “muy demandado” porque el corte de hombres se renueva entre cada 20 días y un mes.
Abrir sin caer en estado de pánico
Manuel Romero, también barbero de Ciudad Real, considera que la reapertura “era necesaria”, tras conocer las últimas directrices del BOE. “Cumplo con las medidas básicas de higiene y las puedo ofertar a mis clientes sin caer en estado de pánico”, explica quien acaba de empezar la primera jornada de un nuevo tiempo.
Precavido, este peluquero de origen venezolano y de padre canario, señala que esta semana sólo trabajará él para atender al grueso de la lista de espera que han ido sumando en los últimos días por teléfono.
Su mujer, socia del negocio, volverá el día 11, por supuesto “con todas las medidas de seguridad y distancia”.
A los clientes les pide extrema puntualidad, que se protejan con mascarilla y guantes, y que acudan a su local de la calle Calatrava solos, excepto las personas con alguna discapacidad, con necesidades especiales o menores.
Al entrar y al salir tendrán que lavarse las manos y limpiarse los zapatos, al igual que los trabajadores preservarán la seguridad cuando arreglen barbas o realicen afeitados.
Las capas son desechables, esterilizan las toallas y los utensilios como peines o tijeras son desinfectados en una máquina eléctrica (ya lo hacían antes), a la que han agregado aerosol específico con 70% de alcohol.
Todo es poco para “volver a trabajar y que nuestros clientes estén seguros”.
Relación con los clientes
Beatriz Magán muestra el afán y ganas que tenía por abrir y recuperar el contacto con sus clientes, principalmente mujeres. Confiesa que tras siete semanas de parón tenía “la necesidad” de retomar las relaciones cuerpo a cuerpo con quienes acuden a su salón de manera habitual. Es el caso de Carmen, quien, con el tinte en cabeza, subraya la seguridad que todavía en pleno estado de alarma le da Magán, su peluquera desde hace más de 20 años.
Con guantes y mascarilla puestos, la clienta también confiesa que “tenía ganas de venir, con todas las consecuencias”, mientras que la profesional, parapetada con un mono y una pantalla de protección en la cabeza, destaca las medidas que ha puesto para preservar la salud de trabajadoras y usuarios. “Les proporciono líquido hidroalcohólico, uso toallas desechables, capas de plástico y lavabos para cada persona, además de esterilizar todos los cepillos e instrumentos que uso”, señala. Igualmente, envuelve el reposa cuello de espuma con un film transparente que cambia con cada uso.
Este lunes y esta semana Magán atenderá sola, clienta a clienta, mientras que a partir del próximo lunes se incorporará una de sus empleadas para ir recuperando el ritmo normal.
Con dos trabajadoras “podremos mantener la distancia de dos metros”, sostiene, a la vez que apunta a la posibilidad de que una clienta pueda esperar también con seguridad porque el local, a donde se mudó temporalmente mientras reformaba el suyo, es amplio.
El servicio de peluquería va más allá del cabello, reflexiona Magán, pues forma parte de la imagen de cada hombre o mujer y de su bienestar personal . “Es muy importante sentirse a gusto” porque “verse bien hace subir el ánimo”.
Hacer frente a muchas gastos
Rosalía Fernández es otra autónoma de la peluquería de Ciudad Real que ha retomado la actividad este lunes en su caso con más necesidad perentoria.
“Llevamos mucho tiempo sin trabajar y no se puede” porque “tengo muchos gastos a los que hacer frente”. Desde el alquiler del local de la Plaza San Francisco que gestiona, a los gastos de electricidad y agua, además la cuota de trabajadora por cuenta propia, Fernández tenía necesidad de abrir, pues en los días anteriores al estado de alarme “aflojó” y tuvo que presentar un ERE para su empleada.
También su clientela tiene que acudir con cita previa y mascarilla. “Damos citas cada una hora y media o dos”, con “un solo cliente por peluquera” y con total desinfección de todo el material que usan.
Fernández lamenta que el espaciado entre servicios va a hacer que trabajemos menos, y eso nos ha hecho un poco polvo”.
