El cambio climático representa el gran desafío del siglo XXI y la respuesta para contrarrestar esta “amenaza real” tiene que ser inminente dentro del modelo de económico y de desarrollo mundial. La directora del Instituto para el Desarrollo Sostenible y ex Secretaria de Estado de Medio Ambiente, Teresa Ribera, y el doctor en Biología y Genética Molecular, Javier Sampedro, partieron de estas premisas a la hora de abordar los retos que tendrá que afrontar la población mundial frente al calentamiento global, el aumento de catástrofes naturales y la desertización en la Escuela de Ciudadanos de Manzanares.
Ante un auditorio prácticamente lleno, que demostró que el medio ambiente cada vez preocupa más, el periodista y director de la Escuela de Ciudadanos, Román Orozco, puso sobre la mesa este viernes por la noche varias noticias alarmantes: en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) sólo existe agua hasta el 11 de mayo, en Marruecos hay “manifestaciones de la sed” y España lleva tres años en sequía profunda.
Después vino el diálogo distendido entre los expertos. Javier Sampedro puso el dedo en el ojo a Teresa Ribera con muchas de sus preguntas, y ella expuso con una desenvoltura arrolladora las claves para entender el desafío climático y la transformación económica en este mundo interconectado.
Los científicos aseguran que la superficie terrestre aumenta de forma progresiva y que nunca ha existido tanta concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, aunque no es necesario recurrir a extracciones de hielo en la Antártida. Informaciones sobre grandes huracanes sobrevuelan los telediarios, las tormentas tropicales han hecho su aparición en la Península Ibérica y en Portugal un incendio forestal produjo decenas de muertos en junio de 2017 debido a la mayor vulnerabilidad de las masas arbóreas.
Teresa Ribera afirmó con rotundidad que “el cambio climático ya está aquí” y el objetivo es “minimizar sus efectos para que los riesgos se mantengan en límites razonables”, si la humanidad quiere evitar el ‘sálvese quien pueda’ a finales de siglo. No sólo está en juego el presente, sino “el planeta vamos que a dejar a las generaciones futuras”.
El clima político desde París
Frente al “negacionismo” del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, Teresa Ribera confesó que la sociedad internacional tiene que asumir la promoción de la “sostenibilidad” medioambiental como un proyecto común, como antes ha sido la democracia. “Antes que el cielo caiga sobre nuestras cabezas”, como a Astérix y Obélix, la sociedad mundial tendrá que afrontar un nuevo modelo económico, financiero, de movilidad, de relación campo-ciudad.
El Acuerdo de París por el clima de 2015 representó ese espíritu: cerca de 200 países acordaron un calendario de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y fijaron un plan de acción que puso límite al calentamiento global muy por debajo de los 2 ºC a finales de siglo. Ninguna cumbre había reunido a tantos mandatarios al margen de la ONU, sin embargo, tras el anuncio de la salida de Estados Unidos, es evidente un “relajamiento” en la comunidad internacional.
El cambio del modelo de desarrollo que exige la respuesta medioambiental será radical, por lo que los gobiernos tienen que anticipar cuanto antes las tensiones futuras y facilitar de forma paulatina la reconversión. “El proceso de cambio necesita de apoyo público para asegurar una redistribución de los costes, además de medidas fiscales y regulatorias”, expresó Teresa Ribera. Países como Francia, Alemania y China parece que de momento lo tienen claro.
La directora del Instituto para Desarrollo Sostenible desgranó los intereses geopolíticos, económicos y a escala europea que tiene el presidente de Francia, Emmanuel Macron, al intentar ser una referencia dentro de la lucha contra el cambio climático. También del modelo de la canciller alemana, Angela Merkel, basado en la innovación tecnológica y la revolución digital. Convertida en sede de la industria manufacturera deslocalizada, China quiere estar en el mismo tren y puede ser uno de los principales compradores de coches eléctricos en unos años.
La revolución de energías renovables truncada en España
Y a la cola, España. Después de ser “líderes en energías renovables”, sobre todo en la “cuna de los molinos”, como advirtió Javier Sampedro, España ha quedado estancada. La ex Secretaria de Estado de Medio Ambiente reconoció que “la revolución en energías renovables en España quedó a mitad de camino, pero va a volver”, a la vez que advirtió que “va a ser antes de que no haya petróleo, y pobre el que se quede con la última gota si no hay una salida ordenada”.
Ribera expresó que el sistema energético del siglo XXI no tendrá nada que ver con el del pasado, será “más diverso, complejo y flexible”, habrá una generación de electricidad de proximidad y ya no existirán monopolios. “Las energías renovables son el futuro”, y entonces poco sentido tiene que España se aferre a tener minería, energía nuclear y centrales de gas natural infrautilizadas.
Cambios económicos, pero también de vida
La responsabilidad del individuo ante el cambio climático tiene que ver con exigir a la clase política que adopte las medidas necesarias para afrontar estos retos, “con la presión ciudadana”, pues algunas serán “impopulares”, expresó Javier Sampedro. Pero también existe una responsabilidad a nivel personal, que supone cuestionar el consumismo, el exceso de proteínas animales en la dieta, reducir los consumos energéticos en viviendas, rechazar la obsolescencia programada, promover la economía circular o comer productos de temporada.
Fuente de tensiones y conflictos, el cambio climático traerá cambios económicos, políticos, financieros, pero también morales. Teresa Ribera está convencida de que existen de manera incipiente entre los jóvenes y con una perspectiva esperanzadora afirmó que se van a producir.
El anteproyecto de la Ley del Cambio Climático y Transición Energética, presentada por el Gobern de Baleares, y que contempla que el archipiélago funcione al 100% con energías renovables en 2050 y el cierre de la entrada de coches diésel a partir de 2025, es una muestra de los avances vertiginosos que afrontará la humanidad en las próximas décadas, donde palabras como “soberanía energética”, “gestión inteligente” o “democratización de la energía” cobran significado.