Sería bueno que hubiera más profesionales de Economía en la cultura para mostrar con innegables datos la potencialidad productiva de la actividad cultural que es una relevante y estratégica industria a nivel del país, destacó este martes en la Cámara de Comercio el empresario y productor teatral, Jesús Cimarro, que, como ejemplo, indicó que cada entrada de 30 euros en el Festival de Teatro Clásico de Mérida genera 150 euros en el entorno.
“Estamos en un país en el que la cultura es primordial” y con la que se puede fomentar turismo de todo tipo, expuso el también presidente de la Federación Estatal de Asociaciones de Empresas Productoras de Teatro y Danza de España (Faeteda), que afirmó que para que haya una buena oferta cultural tiene que haber agentes que, en función de las posibilidades de cada proyecto, logren una oferta atractiva que conecte con el espectador y se logre una rentabilidad cultural y social, así como económica que potencie, a su vez, su iniciativa.
Así mimo, Cimarro, que participó en la Mesa de Industrias Culturales de ManchArte 2017 celebrada en la Cámara de Comercio, consideró fundamental que las administraciones locales y autonómicas pongan las bases para se den estructuras culturales productivas, de manera que éstas puedan vivir de su trabajo. Hay que poner el foco en la creación, cuidar a los artistas y apoyar a las compañías en favor de este tejido productivo y empresarial, a juicio de Cimarro, que consideró “inadmisible” que Murcia y Castilla-La Mancha sean las dos únicas Comunidades Autónomas sin presupuestos destinados a la producción teatral.
“Yo quiero que la Administración me ponga la autopista, y ya pondré yo un Jaguar o un 600”, desde la producción más comercial a la más alternativa, para recorrer el trayecto, comentó Cimarro, que aboga por la colaboración entre lo público y lo privado, algo que ha favorecido en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida que vivía “de espaldas” a Extremadura cuando llegó a la Dirección y en el que han acabado participando 26 compañías extremeñas.
En la Mesa de Industrias Culturales, también participó Maral Kekejian, directora artística de Los Veranos de la Villa de Madrid, que aportó la visión de su trabajo de fomentar la cultura pública de libre acceso acercando otros lenguajes y propuestas que pueden no ofrecer con asiduidad la industria cultural y generando, a su vez, nuevos públicos y espacios. Kekejian resaltó la importancia de la comunicación para llegar y atraer al espectador, que es el 33 por ciento del proyecto y debe formar parte del trabajo de la gestión y la labor artística. En este sentido, subrayó el valor de una estética definida no sólo por imágenes sino también por la palabra para generar una potente, clara y directa identidad de marca.
Otro de los temas tratados fue la necesidad de una Ley de Mecenazgo con estándares europeos, algo que defendió el propio Jaime Guerra, técnico del Inaem, que indicó que sería muy positiva no sólo a nivel cultural, sino también a nivel educativo, universitario y deportivo. Se trata de una de las reivindicaciones del sector, que le costó cinco años de batalla la bajada del Iva cultural, se encuentra ahora en la del descenso del Iva en la entrada del cine y demanda que el Iva de los cachés se reduzca del 21 al 10 por ciento, expuso Cimarro.
Festival de Mérida
Con un superávit de 618.000 euros se encuentra actualmente el Festival de Mérida frente a la “ruina” de cuatro millones de deuda que se encontró Cimarro cuando accedió a su Dirección, en la que ha sido prorrogado otros dos años más, indicó el también director de los teatros madrileños de La Latina y de Bellas Artes.
Cuando asumió la Dirección, el Festival de Mérida tenía “una situación muy complicada y difícil”, expuso Cimarro, que indicó que ha buscado presentar una programación interesante para el público, con grandes artistas de reclamo para producciones destinadas a un espacio de 3.100 localidades, ha intentado conjugar juventud con veteranía y ha tratado que los nuevos dramaturgos y dramaturgas hagan versiones o textos nuevos sobre temática grecolatina lo que ha abierto el campo para que los grandes mitos clásicos puedan tener distintas y más contemporáneas visiones, lo que también ha propiciado que se rejuvenezca el público, con un horquilla de edades más amplia, de los 20 a los 90, y una media de 42 años.