Composiciones estelares de la historia de la música clásica -la mayoría alegres y festivas y la otras dotadas de desbordante o conmovedora energía- brillaron este jueves en el Concierto de Navidad y Año Nuevo con su interpretación en el Quijano por parte de la Orquesta Filarmónica de la Mancha (Ofman) que, dirigida por Francisco Antonio Moya, volvió a deleitar a los ciudarrealeños con una propuesta ‘delicatessen’ de elevada calidad.
En el coliseo ciudarrealeño, y por tanto “en casa”, la Ofman culminó y puso ‘la guinda’ a una gira de siete conciertos a lo largo de estas fechas festivas celebrando, a su vez, que este año 2018 cumple una década en activo promoviendo iniciativas de alto nivel como el Mesías participativo que realiza en la Catedral, la Antología de la Zarzuela o el Concurso Internacional de Interpretación Musical.
Con la floreciente frescura de la ‘Obertura’ de ‘El Barbero de Sevilla’, conmemorando el 150 aniversario del fallecimiento de Gioachino Rossini, se inició el concierto que continuó con el más denso, a la par que chispeante, romanticismo de la ‘Danza húngara número 1’ de Johannes Brahms. El barítono Daniel Báñez interpretó la ‘Canción del toreador’ de ‘Carmen’ de Georges Bizet y llegaron tres piezas de corte vienés como las polkas ‘Auf der jagd (A la caza)’ y ‘Tritsch-Tratsch’, del austríaco Johann Strauss Junior, y el vals con toques hispanos ‘España’, del francés Emile Waldteufel, para culminar la primera parte del recital y del recorrido entre Viena y tierras españolas con Báñez y la soprano Gema Scabal cantando ‘Fandango’, del musical ‘Platero’, compuesto por el propio Moya, y la sigilosa, luego insinuante y más tarde vibrante ‘Danza Bohemia’ de ‘Carmen Suite número 2’ de Bizet.
El ‘Intermedio’ de ‘La leyenda del beso’, de Reveriano Soutullo y Juan Vert -que a muchos hace rememorar ‘Amor de hombre’ de Mocedades- fue la pieza de inicio de la segunda parte del concierto que dio paso a la galopante ‘Danza I’, de ‘Jazz Suite II’, del ruso Dmitri Shostakovich, con la que podría haberse aventurado a todo tipo de carreras y persecuciones cualquier personaje de cartoon. Báñez y Scabal regresaron para que no faltara en la velada el villancico popular ‘Canción de Noel’; y esencias de Oriente Medio, hechizantes y con nervio, tomaron el testigo con la ‘Marcha Persa’, de Johann Strauss Junior, de quien también la Ofman tocó la centelleante ‘Unter donner und blitz (Truenos y relámpagos)’, el tema más cañero y que fue el segundo bis con el que culminó el concierto.
Scabal fue ‘La reina de la noche’ y se llevó vítores del respetable por su interpretación de la famosa aria de ‘La Flauta Mágica’, de Wolfgang Amadeus Mozart, y la delicadeza, sutileza y gracilidad confluyeron en ‘El bello Danubio azul’, de J. Strauss Jr., con el que la Ofman deseó a todos los presentes ‘feliz año nuevo’ y que contó con bailarines de la Escuela de Danza de Consuelo Navarrete. La trepidante y estimulante, con pasajes dificultosos para prácticamente todos los instrumentos, ‘Danza diabólica’, de Josef Hellmesberger, cerró el programa que prosiguió, como natural continuidad, con la ‘Marcha Radetzky’, de Johann Strauss padre, alentada con las palmas de todos los espectadores.
Moya, ‘alma mater’ de la Ofman y que logra entusiasmar con sus repertorios y una excelente compenetración y excelso nivel interpretativo de sus músicos, agradeció el apoyo de Globalcaja para la celebración de este primer Concierto de Año Nuevo en el Quijano de la Orquesta Filarmónica de la Mancha. Así mismo, deseó para 2018 mucha paz y salud y menos violencia, lo que, subrayó, se consigue, sin duda, sustituyendo “metralletas por instrumentos”.