El 2017 dejó al fútbol provincial sin Segunda B con el descenso del Socuéllamos y no hay muchas papeletas para recuperar la categoría en 2018.
Se cierra ya este año 2017 que en el mundo futbolístico dejó a la provincia de Ciudad Real sin la categoría de Segunda B.
Después de tres buenas temporadas en la categoría de bronce, una de ellas con todo un play off de ascenso a la Liga de Segunda, el Socuéllamos no pudo mantenerse y certificó su descenso el último día del pasado mes de abril, en un derbi con derrota ante el Toledo. Ahora Ciudad Real se ha convertido en una de las diez provincias que se ha quedado sin fútbol ‘profesional’, sin Segunda B (más arriba ya ni lo mencionamos) y, para colmo, con muy pocas papeletas de recuperar ese lugar en el venidero 2018.
Precisamente es el Socuéllamos el que nos da la mejor opción de hacerlo. El equipo del Paquito Giménez se propuso nada más caer realizar un rápido viaje de regreso y, de momento, está cumpliendo con las expectativas en la Tercera División, aunque todavía le queda un largo camino por delante.
Mientras, los ambiciosos Villarrubia (con cese del técnico Javi Bérmudez) y Atlético Tomelloso son ahora balas en la reserva, pero parece claro que tendrán que mejorar su regularidad para no ser de fogueo y sí dañinas para el asalto al ascenso.
El resto, Almagro, CD Manchego y Miguelturreño ya ni miran hacia arriba. La salvación será el objetivo primordial de todos ellos en una temporada ya gris que, salvo giro total, no parece que vaya a teñirse de más blanco en ellos, especialmente para almagreños y mancheguistas. Estos últimos firmaron en mayo su mejor temporada en Tercera y ahora están cerca del precipicio, lo mismo que le ocurre a un cuadro encajero al que nadie esperaba a estas alturas en ese borde del pozo y cuyo entrenador, Chule, se ha despedido esta semana del banco.
Por su parte, la meta de la salvación sí que parece a estas alturas muy complicada para el ‘Reño’, un colista rezagado que, sin embargo, puede celebrar la despedida de 2017 apuntando en su historia que fue un excelente año deportivo. Los de Rojas lograron regresar a finales de mayo una década después y por segunda vez a Tercera tras ganar el play off al Quintanar de la Orden. Por eso, estar en esta categoría ya es un premio para los de Miguelturra, tal y como le sucedió el pasado curso al Carrión, que solo pudo aguantar un año. El ‘Reño’ tendrá que ganar mucho para que no le pase lo mismo.
Más lejos del mapa de la Tercera División también ha habido equipos provinciales que han sacado el champán en este 2017 y esperan repetirlo el próximo año. El más notable es el Calvo Sotelo Puertollano, que arrasó en Primera Autonómica (líder con 76 puntos de 90 posibles) para ascender a Preferente, categoría en la que ahora es junto a otro provincial, La Solana, el gran candidato a subir a Tercera. Esperemos que el 2018 nos brinde dos ascensos ciudarrealeños en esa Preferente, ya sea de ambos o del Atlético Puertollano, Daimiel Racing o Manzanares, equipos algo descolgados, sobre todo los dos últimos, pero aún con opciones de éxito.
Y también tuvieron premio tanto el Infantes como el Sporting de Alcázar, primero y segundo en la Segunda Autonómica para meterse en Primera Autonómica, una categoría que cierra el año de una forma muy igualada, con los alcazareños en los puestos nobles junto a equipos como Membrilla, Herencia o Atlético Teresiano.
En la otra cara de la moneda estuvieron en el 2017 Cervantes o Las Casas, descendidos en Preferente y Primera Autonómica, respectivamente. O peor, equipos como el Almadén o el Bolañego que no han salido a competir en la campaña 2017/18 y han dejado a sus localidades sin fútbol amateur, así como el Sport Villarrubia.