Un interesante museo callejero en la Plaza de Cervantes, dio oportunidad ayer al viandante a contemplar de primera mano, a montar, a tocar y a escudriñar, una veintena de motos antiguas, la mayor parte de las mismas, de la emblemática casa Guzzi, merced a una actividad animada por la asociación GuzziReal. No expusieron todo el patrimonio de la Asociación y sus socios -unas 200 motos de más marcas además de Guzzi- pero sí una muestra que da idea de cómo se desplazaban en los años 40, 50 y 60, quienes podían hacerlo de ese modo, el médico, el agricultor con posibles, el practicante y el cura… Una guzzi, “langostona” de 65 cc venía a costar unas 9.500 pesetas de los años 50, precisa el presidente de Guzzirreal, José Antonio García López. ¿Que porqué le llamaban la langostona? Por los saltos que pegaba por los caminos al confluir dos cosas en los caminos de los 50: los baches y la suspensión.
No todas las motos que se alineaban en la Plaza de Cervantes eran Guzzi; las hay también Lambretas, Ossas, y sidecars, uno de paseo, más urbanita, italiano, que recuerda a Vacaciones en Roma, y otro, más adusto, agresivo y con lineas más belicosas: es un sidercar de la II Guerra Mundial. Apenas lo ve el viandante y se imagina con facilidad a dos alemanes a bordo de ese artilugio hablando un idioma que da miedo. La marca Guzzi, italiana, se introdujo en España en el año 1952 bajo la marca de Guzzi Hispania. Y al poco tiempo causó furor como haría el Seat pero con cuatro ruedas y techado. Los motores se construían en Sevilla y los chasis en Barcelona. Como en toda exposición hay una niña bonita. Para García López es la Guzzi Galleto que se construyó en Italia en 1948 y se importó a España antes de la franquicia ( en el sentido de tienda). Dice que no es muy costoso el mantenimiento de estas motos-joyas de museo, porque la calidad de los aceites es hoy muy superior. Una vez superada la inversión inicial de la reconstrucción, el mantenimiento se sobrelleva. Y además funcionan.
Las hay granates, azules… son muy estilizadas y abicicletás, como dice un observador, pero es una delicia observarlas con detenimiento. El próximo 11 de septiembre habrá una concentración motera guzziana con un recorrido entre Ciudad Real- Porzuna-Picón, y no es la primera: ya llevan once.