Luciano aparenta ser un hombre de una edad más avanzada de lo que determina el análisis de sus huesos, entre 40 o 50 años. Sabemos de él que tuvo una curvatura de espalda importante y que el estado de sus brazos muestra que usaba habitualmente el arco. Debió disfrutar de lo que hoy llamaríamos “una buena genética” a juzgar por la regeneración tan importante que experimentó la parte superior de su ojo derecho tras sufrir un fuerte golpe. Luciano fue lo que hoy conoceríamos como un vecino de Terrinches pero de hace 4.000 años. Sus restos salieron de su pueblo, de uno de los túmulos del yacimiento de Castillejo de Bonete, para practicarles una reconstrucción científica que ha permitido conocer su rostro y hoy podamos verle todos sus paisanos.
Desde hace unos días se encuentra en el Museo Provincial de Ciudad Real, junto a la reproducción en 3D de su cráneo original. Está situado en el entorno de la cultura de las Motillas, el Bronce de La Mancha. Nuestro antepasado, nuestro hombre del Bronce convive junto a la cultura íbera y a unos impresionantes mosaicos tardorromanos procedentes de una villa llamada Puente de la Olmilla, en Albalalejo, próxima por tanto al lugar de origen del Hombre de La Mancha. Muy cerca de éste, a mano derecha, reconocemos una reproducción del anillo de oro de Alcubillas, también en el Campo de Montiel, una pieza excepcional por la calidad del oro y por su decoración oriental. Más allá encontramos un sarcófago de piedra caliza perteneciente a la necrópolis de la Cruz del Cristo del Espíritu Santo, en Malagón y más allá (…) mientras, en la parte superior aguarda la visita un magnífico ejemplar del mastodonte Anancus Arvernesis encontrado en Alcolea de Calatrava y que hace las delicias de los más pequeños en su visita a este centro de cultura provincial.
Poner el foco en los museos
La aparición de Luciano me ha dado pie a poner el foco en los museos de la provincia y las escasas visitas que reciben, por lo general, fuera de acontecimientos puntuales, como la Noche de los Museos o alguna muestra concreta, y la necesidad de invertir en el incremento de esfuerzos para cambiar la tendencia. Destaca que, precisamente esos esfuerzos por mantener estos espacios vivos para la cultura sí gozan del reconocimiento por la recupración de estos espacios como centros abiertos a otras manifestaciones culturales y atraer visitantes, ciudadanos con la curiosidad suficiente como para interesarse por los orígenes de una sociedad y entender algo más sus manifestaciones culturales, sociales o económicas actuales. Pero nadie dijo que esta tarea fuera fácil y de resultados inmediatos.
Ciudad Real, Valdepeñas, Tomelloso, por citar tres ejemplos, cuentan además de con importantes espacios culturales para recorrer su historia, con centros dedicados a aquellos artistas que lograron ese reconocimiento internacional que hace universales a Manuel López Villaseñor, Gregorio Prieto y Antonio López, aunque se echen en falta acciones divulgativas específicas que contribuyeran a invertir los resultados adversos a los que me refiero, pese a la relevancia de los artistas. En Tomelloso hay esperanza tras la puesta en marcha del proyecto web del museo López Torres, además de actividades formativas para estudiantes.
Comenzar a valorar nuestro patrimonio
Quizás si supiéramos que el Municipal de Valdepeñas es el museo que alberga la colección de arte contemporáneo más importante de Castilla-La Mancha, -acoge las obras del Certamen Internacional de Artes Plásticas- o que el Museo Provincial guarda la portada mudéjar procedente de la aljama (barrio judío) de Ciudad Real, considerada durante mucho tiempo la puerta de la sinagoga o que Tomelloso cuenta con uno de los principales museos etnográficos de la provincia, el Museo del Carro, quizás, insisto, nos sería más fácil comenzar a valorar nuestro patrimonio, nuestra cultura, ese conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social, como la define la UNESCO.
La aparición de restos como los del protagonista de estas líneas promueven la esperanza en que un cambio de tendencia es posible sobre todo si empezamos considerar que la cultura “adquiere un valor estratégico como eje fundamental de las políticas públicas dejando de ser un espacio limitado al prestigio o a la preservación del patrimonio, que demanda instrumentos de planificación más amplios y sistematizados” como se recoge en el actual Plan Estratégico de Cultura del gobierno regional. Un plan que contempla reafirmar el valor de la cultura como Derecho y hacerla accesible a todos los castellano-manchegos, independientemente del lugar en el que residan; situarla como oportunidad para el desarrollo, social y económico de todos y conservar nuestro patrimonio cultural como vía para crear nuevas señas de identidad para sus gentes y difundir su valor dentro y fuera del ámbito regional.
En breve tendremos unos días festivos en los que podremos disfrutar de nuestros museos. Anímense.