Es inevitable hacer referencia al esperpento que pudimos ver la noche pasada en el duelo de copa entre el Real Madrid y el Barcelona. Los que somos aficionados a este espectáculo y al deporte en sí, sin más, no estamos nada satisfechos por el juego reservón y lleno de dudas de un equipo, que cada vez más se parece a su entrenador. De este técnico, que ya sabemos como funciona, nada no nos va a sorprender. Vino al Madrid con la etiqueta de grandísimo entrenador y estratega y él no ha engañado a nadie, el juega así, con mucho músculo y poca virtud. Siempre al contraataque y con la contundencia de los de arriba.
Pero lo realmente preocupante, es que este equipo, considerado el mejor club del siglo XX, juegue como un equipo pequeño en su estadio y ante su afición. Todavía hay gente que lo apoya, seguramente el Sr. Real Madrid, una gran institución en manos de personas que no entienden el pasado ni la historia que a tantas generaciones ha encandilado y no pocas alegrías han generado en la conciencia colectiva de una afición exigente y acostumbrada siempre a la victoria. Esa ilusión que necesita el público merengue.
Es más, la responsabilidad la tiene el Sr. Real Madrid, que permite toda esta filosofía del juego táctico pero sin táctica, de limpieza y deportividad pero sin ella, de control de la institución pero a la deriva y de la imagen que quiere proyectar en el mundo y más bien, es todo lo contrario.
El problema del Real Madrid es que se parece a su entrenador, director técnico, jefe de prensa, mánager general,… dominador de masas.
Claro está!, desde el punto de vista psicológico es todo un filón y cumple perfectamente las expectativas de la ignominia y el esperpento. Mucho ruido y pocas nueces, ya se ha descubierto él solito. Podrá ganar todos los títulos del mundo, porque él los gana sólo, no el equipo. Si pierde se echa la culpa con la boca pequeña, pero culpa al resto del equipo y, finalmente, salva a los suyos.
El único problema que tiene el Sr. Real Madrid, es la imagen que está dando.
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