En democracia, reconocer los aciertos de aquellos que gobiernan aunque sean de partidos distintos de los nuestros es un ejercicio de madurez y de generosidad. Y hay que reconocer que el año que llevamos de gobierno municipal del Partido Popular en Ciudad Real ha sido un año especialmente fructífero y rico en acontecimientos que hay que reconocer y valorar.
El primero de ellos, dentro de su humildad está su grandeza, es el magnífico y poco reconocido concurso de torrijas. La torrija es una especialidad difícil de elaborar y que tiene sus variantes personales y locales todas ellas llenas de matices que enriquecen el producto. Conseguir una buena torrija no es tarea fácil: buenos ingredientes que son difíciles de localizar, una elaboración pausada, un conseguir el punto exacto en su elaboración un no se qué, especial, de cada una de ellas. Un producto único que llega a nuestra ciudad con las celebraciones de la Semana Santa. Incluso la nueva cocina ha hecho sus incursiones en la elaboración de este apreciable producto que requiere un tiempo y un lugar especial para su degustación. Los grandes cocineros mundiales, las mejores tradiciones de nuestra ciudad se enriquecen con variaciones, elaboraciones sugerentes, deconstrucciones y añadidos de los vinos dulces más exóticos y las presentaciones elaboradas. Y todo ello ha sido recogido con una sabiduría especial por los dirigentes municipales que han convocado el Primer Concurso de Torrijas con gran éxito de crítica y público. Ideas como estas enriquecen nuestro acerbo cultural, fomentan la iniciativa de nuestros emprendedores y nuestra autoestima como castellano manchegos. No sé si sería bueno pensar en la elevación a la Categoría regional de esta idea o incluso a nivel Internacional que promovería las exportaciones aunque hay que reivindicar el carácter local de nuestra producción y el tiempo de la Semana Santa para propiciar el turismo de interior con motivo de esta magna celebración.
Un segundo acontecimiento notable en este año importante de gobierno municipal es el de la Participación de Notables en los Acontecimiento Procesionales (PNAP abreviadamente). Si cada año, logramos que algún personaje de prestigio del mundo político, cultural o social asista a nuestra Semana Santa a llevar la cruz a cuestas un rato, estaremos potenciando nuestras más nobles tradiciones. Este año el nivel ha sido de primera con la presencia de la Presidenta de nuestra Comunidad Autónoma. Pero no hay que cejar en nuestro empeño y apostar por las más altas metas en nuestras ambiciones. Podemos invitar expresidentes del gobierno, a representaciones internacionales, a personalidades del mundo de las artes y las letras, a notables representantes de la política nacional e internacional. Todos los esfuerzos serán pocos para potenciar nuestra Semana Santa.
Un tercer evento a reseñar es la Oktoberfest, celebración de nuestra tierra donde las haya. Cerveza alemana en una carpa a la que se le cede, como no, una plaza céntrica de la ciudad para que podamos ir a beber cerveza alemana, comer salchichas del país y oír música. Algunos malintencionados dicen que se superaba ligeramente el nivel de decibelios o que la gente salía del lugar con unas copas de más de cara a la conducción. Son temas menores frente al éxito logrado, la potenciación de los emprendedores de la localidad, de nuestros productos de siempre. En nuestra ciudad si alguien pone una carpa con un barrilillo de cerveza tiene el éxito asegurado, somos muy de participar como ya se decía en la campaña electoral, de apoyar las iniciativas municipales de gestión privada como debe ser. Tal vez otro año se podría implicar a las empresas de la ciudad, presentar vinos de la tierra, productos de nuestra provincia o cosas por el estilo. Pero seguro que esa idea está en la cabeza de los responsables municipales.
Acontecimientos que son una muestra del camino de progreso, de actividad cultural y emprendedora que nuestra ciudad ha seguido desde mayo del 2011 hasta este aniversario que celebramos en mayo del 2012. Annus magnificus sin duda alguna que no hay más remedio que reconocer y valorar en su justa medida.
No quisiera terminar, para que no se me acuse de parcial de señalar pequeños defectos en la gestión de este tiempo. Once millones de déficit en las cuentas municipales son importantes pero son seguramente culpa de la herencia pasada. Las negociaciones o imposiciones a los trabajadores municipales son temas poco relevantes, así como las subidas del IBI, de las tasas municipales y de los servicios que usan muchos ciudadanos. Algunas obras municipales como el Auditorio o la inefable ampliación del Museo del Quijote no se han paralizado, se han detenido momentáneamente para tomar un nuevo impulso en su realización. Las reducciones de personal en el ayuntamiento son decisiones de reformas necesarias en el camino del progreso. Son pequeñas carencias a reseñar que en los próximos meses, con toda seguridad, se verán superadas por nuevos y positivos acontecimientos.