Hace años que Juan Martín-Moyano (11-11-1987, Argamasilla de Calatrava) tenía en mente un gran reto junto a varios amigos y compañeros. Todos ellos nadadores en aguas abiertas, el objetivo mezclaba el deporte con la solidaridad: cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar para visibilizar diferentes asociaciones y conseguir fondos de ayuda. Entre ellas estaban la Asociación de Padres, Familiares y Amigos de Niños Oncológicos de Castilla y León (PYFANO), AdELAnte CLM a favor de los enfermos de ELA o la Asociación ‘Héroes hasta la Médula’ , que quiere concienciar a la sociedad que donar sangre y donar médula ósea salva vidas.
Diferentes circunstancias y la llegada de la pandemia de Covid-19 frustraron este intento, pero la idea de hacerlo seguía latente. Más todavía cuando a uno de esos nadadores, Carlos Pérez Campo, se le detectó en ese periodo de tiempo un linfoma de hodgkin. “Entonces, además de esa visibilidad y de conseguir fondos, el reto se convirtió en algo más personal para todos nosotros, a la vez que solidario”, relata Martín-Moyano.
Fue el pasado mes de agosto cuando llegó el momento y el día tan esperado. El nadador de Argamasilla de Calatrava, afincado ahora en Toledo y perteneciente al Club Máster Torrijos de Natación, tuvo la oportunidad de hacer por primera vez ese reto junto al propio Carlos Pérez, su hermano Marcos Pérez y José María López, el más experimentado de todos ellos con 13 cruces del Estrecho de Gibraltar.
Relacionado con casos cercanos de ELA, entre ellos el conocido del alcalde de La Roda, Juan Ramón Amores, Juan Martín-Moyano vistió con el gorro de AdELAnte CLM y con la camiseta. El resto lo hizo con los nombres y lemas de las otras asociaciones, portando todos juntos pancartas antes y después del reto.
En 5 horas y 9 minutos completó la expedición los 15’2 kilómetros que salieron de nado a lo largo del Estrecho Gibraltar, una hazaña de gran dureza que se extendió una hora y media más de lo esperado. “Estas cosas que pasan en aguas abiertas no te pueden sorprender”, asegura el argamasillero, que recuerda que las condiciones del mar y las meteorológicas no eran las mejores.
“Salimos con viento de Levante y luego cambió a Ponente-Sur, con una corriente que teníamos en contra. Luego se dio el fenómeno en el que el Mediterráneo se llena de agua del Atlántico, así que pillamos también corriente. Si llegamos a tardar más, teníamos que acabar en la Isla de Perejil, porque el agua nos empujaba 4 kilómetros hacia dentro del Mediterráneo”, explica Martín-Moyano.
Durante ese largo y duro nado, hubo también un momento de emoción y belleza, el que dieron a los nadadores en mitad del estrecho varios calderones, una especie de los delfines oceánicos que les acompañaron durante un tiempo en esa trayectoria que arrancó en el Faro de Tarifa y concluyó en Punta Cires (Marruecos), sitio habitual de llegada de esta experiencia.
Allí, al final, el nadador provincial reconoce que cuando tocaron tierra “la verdad es que no lo asimilamos, porque todo pasa tan rápido y allí en tierras y aguas marroquíes no puedes exprimirte mucho. Aunque teníamos todos los permisos, no sabes cómo van a actuar, porque llegas por mar y no saben quiénes somos”. Sin embargo, admite que luego, en el barco de regreso a la Península Ibérica “sí que hubo emoción, ya entonces sí fuimos conscientes de lo que habíamos hecho”.
La natación con valor solidario
Juan Martín-Moyano tiene claro que su objetivo principal como nadador es poder unir su afición a este deporte con la solidaridad. “Para eso estoy, intento que esto sirva para ayudar, también para animar a la gente a que haga deporte o para dar visibilidad a las asociaciones con estos retos u objetivos”, dice.
Comenzó a practicar la natación desde los tres años, cuando su madre le apuntó en las Escuelas Municipales de Argamasilla de Calatrava. Allí, los monitores vieron que tenía buenas cualidades para nadar y pasó a Puertollano a entrenar en la piscina cubierta. No era solo el deporte que hacía, ya que también entrenaba taekwondo y fútbol, pero a los 19 años lo dejó todo por sus estudios en la Universidad.
Fue a los 30, hace pocos años ya que ahora tiene 34, cuando volvió a la piscina en Torrijos, en donde residió durante un tiempo para apuntarse al Club Máster Torrijos. Con ese club es con el que sí compite y con el que alcanzó su gran éxito por equipos al proclamarse campeón de la Copa de España de Aguas Abiertas. A nivel individual y al margen de haberse colgado medallas regionales en distancias largas del 800 y 1.500, apunta que su mejor puesto en la Copa nacional fue el octavo, pero este año puja por la primera posición en la categoría +35, además de seguir optando al oro por equipos.
Al margen de la competición, Martín-Moyano disfruta con estos retos solidarios y a la vez participando en pruebas de prestigio dentro de la natación en aguas abiertas. Ya ha firmado brazadas en pruebas como una del Circuito Ocean Man, en Italia, o muchas aquí en España, “en donde hay muy bonitas”, confirma, como la de El Soplao en Cantabria, con 10 kilómetros de distancia, más otras más del Circuito Español de Aguas Abiertas.
Entre sus objetivos está el completar la Triple Corona de las Islas Atlánticas en Galicia, una prueba de 57 kilómetros que se realiza en tres etapas a lo largo de tres años y que ya comenzó el pasado 10 de septiembre, cuando nadó la primera de 15 kilómetros entre las Islas Cíes y Bayona, en las aguas gallegas de Pontevedra.
También piensa en nadar la denominada Batalla de Rande, de 30 kilómetros de distancia desde las Islas Cíes hasta la Isla de San Simón, remontando la bonita Ría de Vigo. “Todo el que es nadador de aguas abiertas la tiene que hacer una vez en la vida, al igual que cruzar el Estrecho de Gibraltar”, afirma, a la vez que tiene en mente cruzar el Canal de la Mancha si encuentra ayudas y apoyos.
Está claro que son objetivos muy duros, muy exigentes, de larga distancia y que requieren de mucho entrenamiento con el hándicap de hacerlo en piscina ante la lejanía de la playa, pero que Juan Martín-Moyano quiere realizar con pasión como retos personales y, también, con metas solidarias. Algo para él muy importante.