Las previsiones de la campaña de aceituna 2023/2024 en la provincia de Ciudad Real se mantienen positivas. Es decir, por encima del volumen de aceite de la pasada recolección, pero por debajo de la media del último lustro. Como primera potencia en el sector oleícola regional, tendrá una producción de más de un 50% de las 75.000 toneladas estimadas en Castilla-La Mancha, también con un descenso del 35% sobre el promedio de los últimos 5 años, y un 11% por encima de la campaña anterior, “que fue la la más baja de los últimos 10 años”.
Son datos trasladados por Cristina Gutiérrez, técnico sectorial (aceite) de Cooperativas Agroalimentarias Castilla-La Mancha, quien espera que se cumplan las previsiones al alza y no se vean arruinadas por la climatología adversa prevista para los próximos días (ciclogénesis explosiva).
Ciudad Real alcanzará 43.000 toneladas (según los datos del Ministerio de Agricultura), un 18% por encima de la baja cosecha de la temporada anterior (36.291 toneladas) y un 10 % por debajo de la media de las últimas cuatro (47.800 t).
Toledo es el segundo territorio castellanomanchego más productor de aceite de oliva, aunque “más irregular”, ya que registrará 28.380 toneladas, un 52% más sobre las 18.706 t de la campaña precedente, y un 10% menos sobre el promedio desde 2019.
Albacete, de su lado, se quedará en 10.320 t, un 18% más interanual y un 10% menos respecto los resultados cuatrienales, Cuenca obtendrá 3.440 t, al subir un 39%, y Guadalajara solo alcanzará 860 t, con un aumento del 17%.
A nivel autonómico, se trata de una recolección “corta”, señala Gutiérrez, pero que podría cambiar la tendencia de las últimas dos temporadas, lastradas precisamente por fenómenos meteorológicos como la falta de lluvias y la tormenta Filomena en enero de 2021. También podrían influir, según la técnica, en los precios del aceite, ahora con valores muy elevados, a más de 8 euros el kilo de virgen extra.
Otro factor que podría presionar los precios en cualquier sentido es la previsión nacional e internacional de aceite, por ahora con escenario similar al provincial. En concreto, el cálculo de Cooperativas en España es de 755.000 toneladas (765.000 t estima el Ministerio de Agricultura), un 13% más a nivel interanual. Igualmente, en el ámbito internacional “no se prevén grandes cosechas” en países productores de Europa como Portugal y Grecia, donde calculan 150.000 y 260.000 toneladas, respectivamente, tras bajar sobre los volúmenes de recolecciones precedentes. Subirán en Italia, con cerca de 300.000 toneladas.
Fuera de la UE, Túnez y Marruecos, señala Gutierrez, bajarían sus resultados de aceite de oliva, con 250.000 toneladas y 156.000 t, respectivamente, frente a Turquía, que experimentaría una subida hasta las 200.000 toneladas.
El cómputo mundial será de 2.600.000 toneladas, por debajo de los tres millones de las producciones medias.
Al finalizar la campaña, reitera Gutiérrez, será el momento de calibrar los precios de los aceites nuevos en los mercados, también al albur de la climatología de la primavera.
Por ahora, la situación del sector es “complicada” tras haber vivido dos campañas “muy malas”, que dejan un escenario inédito en la media histórica (a un año malo, le sigue uno mejor), debido en gran parte “a los efectos del cambio climático, que no sabemos cómo va a evolucionar”.
Árbol
Respecto a la situación vegetativa del olivo “es muy buena”, sostiene la técnica, tras las lluvias de la pasada primavera y las de septiembre y octubre en las explotaciones de la región, donde se cultivan las variedades de aceituna cornicabra (principalmente), picual y arbequina.
Los árboles, ya recuperados de las consecuencias de Filomena, y si cuentan con aportes hídricos oportunos, podrían alcanzar una “gran campaña productiva” de cara a la temporada 2024-25.
Calidad excelente
En este ámbito, los primeros trabajos de recogida han consignado, por ahora, “una calidad excelente”, dado que apenas ha habido presencia de plagas y enfermedades (en algunas se han tratado preventivamente). También esperan que no haya heladas que “arruguen en fruto”.
Lo más negativo de los muestreos, en opinión de Gutiérrez, es el bajo nivel de los rendimientos grasos, comparados con el año anterior y, por ello, “es probable que se retrase quince días” y la recogida empiece a coger volumen en la segunda quincena de noviembre para su generalización en diciembre.