Almadén entró en la Lista de Patrimonio de la Humanidad hace diez años, el día 30 de junio del año 2012, tras superar un período que comenzó en el año 2008 con la presentación de la primera candidatura. El reconocimiento “puso en valor la importancia mundial de sus milenarias minas, junto a las de Idria en Eslovenia, con el expediente “Patrimonio del Mercurio. Almadén e Idria”, recuerda ahora el profesor e investigador de la Escuela de Ingeniería Minera e Industrial de Almadén (EIMIA), Luis Mansilla, en el artículo “Almadén, diez años en la lista de patrimonio de la Humanidad” publicado en el Portal de Cultura de Castilla-La Mancha con el que se recuerda una efeméride que reconoció la excepcionalidad de este enclave situado al sur de la provincia.
El profesor Mansilla pone en valor el minucioso trabajo de investigación realizado en su momento para que el expediente de Almadén demostrara al Comité de Patrimonio Mundial su valor universal excepcional para lo que el apoyo en factores geológicos, históricos, tecnológicos y paisajísticos de las minas fue fundamental para sostener la singularidad de una zona que cuenta con un yacimiento minero excepcional, considerado “Gian Ore Deposit”, del que ha salido el 35% del mercurio consumido por la Humanidad. “El equivalente a 21 millones de frascos (cada uno equivale a 2,5 litros)”, aclara el profesor de la UCLM.

Razones históricas
Los más de 5.000 años de uso del cinabrio de Almadén en contextos arqueológicos funerarios, como avalan diferentes investigaciones, sostienen las razones históricas que esgrimió la candidatura, a las que se suma una explotación minera anterior a la llegada de los romanos a la Península que se prolongó hasta el año 2002 “pudiéndose decir que es una de las pocas minas en el mundo cuya explotación continuada ha durado más de 2.000 años”, explica Mansilla.
En este sentido recuerda que durante centurias y gracias al método de amalgamación el cinabrio fue fundamental para obtener el oro y la plata americanos, estableciéndose unas relaciones comerciales entre España y América que sirvieron, en ocasiones y durante los últimos cinco siglos, de sustento económico para nuestro país.
Innovaciones tecnológicas
En el apartado tecnológico, el profesor Mansilla destaca en este artículo que tanto la importancia minera como su existencia prolongada en el tiempo sirvieron para que las innovaciones tecnológicas vinculadas a la metalurgia del mercurio se realizaran en Almadén “propiciando que la historia de la metalurgia del mercurio se encuentre en esta ciudad”.
Lo mismo sucede, también, con la explotación de sus minas, encontrando un importante abanico de métodos de laboreo de minas como es el caso del método Larrañaga que se ha trasladado a otros lugares de América.
Y señala, que “un hito de indudable valor (…) fue la creación en 1777 de la primera Escuela de Ingeniería de Minas de España y cuarta del mundo que sirve hoy, con la EIMIA, para que la tecnología minera siga expandiéndose por todo el mundo”, explica el profesor.
En cuanto al paisaje minero, el profesor Mansilla se refiere por un lado a los espacios mineros subterráneos, con sus galerías interminables excavadas en la roca o realizadas de mampostería y ladrillo, y al espacio minero urbano, por otro, que ha configurado un trazado de la ciudad entorno a la mina.
Implicación de la ciudadanía y las autoridades
Por último, el profesor destaca la labor de investigación y recuperación del patrimonio que se ha llevado a cabo en la ciudad y que fue corroborada por los evaluadores de la UNESCO cuando visitaron Almadén por primer vez y señala que se sigue trabajando para realizar la “mejor gestión y protección de estos bienes, esperando seguir haciéndolo con la implicación de la ciudadanía, las autoridades locales, provinciales, regionales y nacionales que tienen el compromiso de velar porque se siga cumpliendo el estado de protección y gestión de dichos bienes”.